10 erasmus comunican a la UBU su deseo de regresar a España

B.G.R.
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Un universitario burgalés que logró plaza en un vuelo el pasado lunes, denuncia escasas medidas de seguridad al salir de Italia y a la llegada a Madrid

10 erasmus comunican a la UBU su deseo de regresar a España

Desde que estallara la crisis del coronavirus, la UBU mantiene contacto con los 178 alumnos del campus que se encuentran continuando sus estudios en el extranjero. Sin embargo, el escenario cambiante de un problema que se ha convertido en global ha hecho que tanto las autoridades universitarias como las gubernamentales incrementen sus acciones para dar respuesta a su necesidades. Así y a instancias de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), la institución académica local remitió una encuesta a los estudiantes para conocer su voluntad o no de regresar a España, de los cuales diez se pronunciaron en sentido afirmativo.

Se trata de alumnos del programa Erasmus que residen en distintos puntos de Portugal (cuatro), a los que se suman otros dos en Francia, los mismos que en Italia, uno en Polonia, dentro de la modalidad de prácticas, y otro en Chile, cuya estancia se gestiona a través de los convenios propios con entidades docentes de fuera de Europa. Fuentes de la UBU precisan que los que han comunicado hasta ayer su deseo de volver son los que así lo expusieron en el cuestionario remitido, pudiendo existir más alumnos que lo compartan pero que no lo hayan manifestado a través de esta vía de comunicación u otras e incluso ya hayan retornado.

En el conjunto de España han respondido a la encuesta 15.000 personas, de las cuales un millar mostraron su voluntad de regresar. Casi 200 lo hicieron desde Italia, por lo que se han organizado varios vuelos desde este país. Respecto a los que encuentran en otras localizaciones, la institución académica precisa que el trabajo del Ministerio de Exteriores pasa por «facilitar la salida en trayectos comerciales a través de los distintos organismos diplomáticos».

Regresó el domingo. Estudiante del programa Erasmus en Foggia (Italia) José Alberto Gómez, que cursa tercero de Ingeniería Agroalimentaria en la UBU, recibió el pasado viernes un mensaje del consulado informando de los vuelos de repatriación a España. Se apuntó en la lista y le comunicaron su salida desde Nápoles, la ciudad más cercana, el pasado lunes a las 19 horas. Pagó 289 euros por el billete pero le comunicaron que «si no se cubrían 140 de las 216 plazas del avión no salíamos», algo que, según relata ya desde su casa en Burgos, se lo notificaron el domingo a las diez de la noche.

El plan alternativo fue que, junto al resto de ciudadanos españoles, un autobús les recogió el lunes por la tarde en el aeropuerto de Nápoles para trasladarles al de Fuimichino, en Roma, y coger un vuelo a las 3.15 horas de la madrugada. Cuenta José Alberto que al entrar en el aeródromo ya vieron colas en los mostradores de facturación de «más de 200 personas» y al subir al avión este iba «lleno, con apenas  dos butacas libres». 

La sorpresa de este joven burgalés fue mayúscula porque antes de salir de Italia, según explica, tanto el Servicio Español de Internacionalización de la Educación, que coordina el programa Erasmus, como el consulado le envió el protocolo de actuación de la compañía, donde se recogía que «se iban a cumplir unas medidas de seguridad, respetando las distancias mínimas y realizar controles de temperatura». «Un vuelo serio de repatriación en un situación de alarma como la que estamos», sostiene.

Nada de eso se cumplió, ni al salir ni al llegar a Madrid, donde   -explica- solo se les requirió el DNI.  José Alberto ha enviado una queja a la compañía y considera que esta situación también es responsabilidad del Ministerio de Exteriores, al que tiene intención de dirigirse pero sin mucha confianza de respuesta. Lo único que quiere es que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir.

«Está claro que el precio ha sido abusivo, pero lo peor son las medidas de seguridad porque, ya que lo has pagado, qué menos que se cumpla la distancia de seguridad», subraya este estudiante, que ha decidido regresar aunque en un primer momento no se lo había planteado. «No sabía cómo iba a afectar a mi año académico», explica. Tomó la decisión cuando comprobó que podía continuarlo online en su universidad de destino y que así su familia estaba tranquila. Alaba la respuesta de esta institución académica, al igual que la de la UBU, destacando el interés de sus profesores de la Politécnica de la Milanera: «Se han portado todos de 10».