Primera dosis de la vacuna para 270 mayores de 80 en Lerma

I. PASCUAL
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Concluye el proceso que se inició el pasado martes en el centro de salud de la villa ducal. Acompañados de familiares, los mayores se mostraban satisfechos y deseosos de inyectarse en 21 días la segunda cantidad de Pfizer que les inmunice

Dolores, de Pinedillo, recibe la vacuna ante la atenta mirada de su hija, que fue quien la acercó hasta el centro de salud de Lerma. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

Les había citado a partir de las 11 de la mañana, pero Bernardina Díez Tomé ya esperaba su turno desde media hora antes sentada en el coche de su hijo, que se había desplazado desde Burgos hasta Madrigalejo del Monte para acercarla a Lerma a inyectarle la primera dosis de la vacuna de Pfizer, aunque antes había tenido analíticas. Día completo pues para Bernardina; tiene 81 años y su principal problema de salud es la movilidad, anda con una cachava que ayer se dejó en casa con las prisas, así que permaneció buen rato esperando su turno sentada en el coche. Vive sola en el pueblo, pero su hijo Juan Carlos Ramos baja varios días a la semana; está continuamente pendiente de ella.

Como Bernardina, ayer pasaron por el centro de salud de Lerma otros 90 mayores grandes dependientes, y de más de 80 años de la comarca del Arlanza, inaugurando así la vacunación masiva en la provincia para este colectivo de personas, los primeros integrados en el grupo III y los segundos, en el grupo de prioridad 4 y 5.

Algunos se quejaban de que no se le vacunase en sus respectivos pueblos, más cómodo para ellos y para la familia, ya que a prácticamente todos tuvieron que acompañarles sus hijos u otros familiares cercanos. En todo caso, la satisfacción era generalizada por recibir la primera dosis de la vacuna y ahora ya solo esperan que pasen los 21 días para que les inyecten la segunda y queden inmunizados.

A Audelino Álvaro, de Villafruela, con 84 años, le llevó hasta Lerma su hijo Enrique, y a Dolores González, de 93 años, su hija Milagros, que cuida de ella en Pinedillo, un pueblo donde apenas duermen 13 vecinos, dicen. Dolores también tiene problemas de movilidad, por desgaste de cadera. «Estoy caducada», dice con humor, pero por lo demás no padece problemas graves de salud. 

Desde Pinilla Trasmonte llegaron las hermanas Margarita y Aurora con su madre, Aurora González Barbadillo, que esperaba su turno al sol de la explanada del centro de salud en silla de ruedas. Tiene 91 años y al cuidado y mimo de sus hijas, dice que vive como una auténtica reina. 

Juntos llegaron desde Avellanosa de Muñó el matrimonio formado por Enrique Sancho, de 84 años, todo energía, y Sara Álvarez, de 83. Ambos tienen buena salud y se mostraban encantados de recibir la vacuna, además de decir que han pasado sin síntoma alguno todo este año de pandemia, como Teresa González, matriarca de la familia Galín de Covarrubias, con 87 años, a quien acercó hasta Lerma su hija, que dice que ya estaba deseando que la vacunaran a ver si así ya «esto se va pasando y podemos volver a la normalidad», lo mismo que opina Ramón Pérez, de Paúles del Agua, que goza de buena salud y no aparenta los 91 años que hará en mayo. «Estoy hecho un chaval, me levanto a las 7 de la mañana, cuido de mis gallinas y hasta tengo hurones», dice. 

La vacunación para este grupo de mayores de 80 años y dependientes comenzó el martes en el centro de salud de Lerma; ese primer día se vacunó a 84 personas; ayer, a unos 90 y hoy, última jornada, a otros 90. En total, se han preparado 270 dosis tras ir llamando a los usuarios de la Zona Básica de Salud y dar éstos su consentimiento, explica el coordinador del centro, Antonio Cabezón. Esas llamadas por parte de cada enfermera a sus pacientes en cada pueblo eran necesarias para saber la disponibilidad de cada uno y preparar y hacer la distribución exacta durante los tres días de los viales que se necesitaban y no perder ninguna dosis. Tanto Cabezón como la alcaldesa de Lerma, Maribel Sancho, valoraban ayer el esfuerzo del equipo de profesionales, una docena, que durante los tres días ha trabajado no solo inyectando la vacuna entre las 11 y las 13 horas, sino desde las 9 de la mañana, porque no se han dejado de hacer PCR, test y las analíticas habituales que suelen realizarse cada día en el centro de salud, además de atender cada enfermera a sus pacientes de cada pueblo.

Cabezón explica que, al contrario de los cribados, no se ha hecho un listado por pueblos para distribuirlos por días y horarios, de tal manera que ayer igual se citó a mayores de Covarrubias para vacunarse que de Madrigalejo, Villamayor o lugares más alejados como Pinilla Trasmonte.