El Procurador del Común vuelve a ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Miranda para advertirle sobre el ruido que soportan los vecinos de la ciudad. En este caso, la propia administración local está implicada en las quejas estudiadas por el 'Defensor del Pueblo' regional, que en dos resoluciones expone cómo actuar para conjugar el descanso y varias actividades vinculadas a las fiestas patronales, como son las barracas, los conciertos de la calle Cantabria y las txoznas.

Las reclamaciones ciudadanas responden a situaciones vividas en 2019, aunque en ambos dictámenes el organismo apunta que su objetivo es «determinar si es necesario que el Ayuntamiento adopte medidas que permitan minimizar en un futuro las incidencias».

En el caso de los conciertos y los puestos de hostelería, las dos actividades estaban incluidas en el programa de fiestas y comparten espacio en la calle Cantabria. La institución no valora la ubicación, pero si que insta a la administración local a que en las próximos fiestas patronales «determine en su programación los conciertos autorizados, su duración y los equipos de reproducción sonora que puedan utilizarse».

Esta referencia la hace puesto que la ley regional del ruido permite a los ayuntamientos «suspender los valores límite de los niveles de ruido establecidos durante los festejos patronales». La pega que pone el Procurador es que el Ayuntamiento «no optó por esta posibilidad en 2019, por lo que las emisiones acústicas se encontraban sujetas a las limitaciones». 

Otro de los aspectos que destaca la resolución es que aunque la Policía Local intervino, no hubo mediciones. Además, la norma regional también permite ampliar el horario, aunque para eso el Consistorio debe «determinar claramente en su programación los conciertos autorizados», reitera.

Sobre las casetas de hostelería en la vía pública y para que puedan estar amparadas por el reglamento, el 'Defensor del Pueblo' también advierte a la entidad local que debe «especificarse el número de txoznas autorizadas en dicho espacio, los equipos que pueden utilizar y el horario de cierre», aunque en este caso solicita que este aspecto lo establezcan «en la medida de lo posible», con la premisa de minimizar el impacto acústico para los vecinos.

Feria. La ubicación de las barracas en las inmediaciones del parque Antonio Cabezón también motivó quejas vecinales en 2019 por el ruido que generan, aunque en su instalación el Ayuntamiento cumplió con la legalidad. Más allá de este aspecto, la primera recomendación del Procurador en este asunto implica la necesidad de «acondicionar un transformador de energía eléctrica que permita que cada feriante contrate la potencia que estime necesaria para el funcionamiento de las barracas». De esta manera, el Ayuntamiento erradicará el ruido que genera cada uno de los generadores por separado.

La mejora propuesta puede chocar con el uso que tiene esta parcela cuando no están instaladas las barracas, cuando es un aparcamiento. Por este motivo, el Procurador considera que «si fuese inviable técnica o presupuestariamente la instalación del transformador de energía eléctrica» en la zona actual, el Ayuntamiento puede valorar un cambio y trasladar las barracas «al recinto ferial de Aquende», tal y como establece el propio Plan General de Ordenación Urbana de Miranda. 

Por último, al igual que sucede con el caso de los conciertos, no se suspendieron los valores limite de ruido en ningún horario. El Ayuntamiento podría autorizar la eliminación de los topes, aunque al ser una actividad que está activa durante muchas horas y jornadas, la resolución marca que se haga «únicamente para los días más señalados de los festejos, sin que pueda extenderse en un periodo excesivamente largo».