Apenas aparecen en el foco mediático. Trabajan en silencio. Intervienen en los plenos en ocasiones, solo si se les solicita. Van tomando nota de lo que allí se debate y de los acuerdos municipales. Pero en el día a día de su despacho está la miga del pan con el que se alimenta el futuro, sobre todo, de los pueblos, donde los ayuntamientos carecen de técnicos y profesionales de alto rango y cuentan con el secretario para todo. Es el gran asesor jurídico de los alcaldes y concejales y el que, muchas veces, puede ayudar o poner palos en la rueda para que los proyectos encallen en la desesperación de la lenta burocracia. 
Con 22 años observando el quehacer de secretarios y secretarias municipales creo que ya los he conocido de todos los tipos y he podido ver como, en ocasiones, han sido los artífices en la sombra de graves perjuicios para un municipio y, si no de perjuicios, si de un retraso muy notorio con respecto de sus vecinos. También alcaldes y concejales se pueden ver en la encrucijada de un problema judicial, si no han recibido el asesoramiento legal adecuado de su secretario o secretaria. Otros profesionales, seguro que la mayoría, para fortuna de sus municipios han sido portadores de grandes beneficios y de agilidad en la Administración, que en ocasiones es la clave del éxito.
Mi consejo es que pongan un buen secretario en su pueblo y todo mejorará. La fibra óptica es muy importante también, pero posiblemente un buen secretario conozca el camino para que llegue antes. Y para los más jóvenes, que no lo piensen a la hora de preparar oposiciones, porque hay muchas plazas y apenas profesionales que las quieran ocupar, al menos, en los pequeños pueblos de Castilla.