Los que a diario echan un vistazo al estado de los mercados económicos habrán comprobado que la cotización de las criptomonedas, conocidas como Bitcoins, está al alza, especialmente esta última semana tras anunciar Tesla que permitirá pagar sus automóviles mediante este medio. Los estafadores no pierden comba y ya se han abierto hueco en este negocio. Los investigadores de la Unidad de Delitos Informáticos de la Comisaría de Burgos han detectado un incremento de los timos cuyo telón de fondo son los llamados ‘chiringuitos financieros’. A través de engaños, prometen ganancias inmediatas por inversiones notables. Éste fraude, junto con otros relacionados con las empresas como el conocido como ‘el falso CEO’, preocupan en los últimos meses. 

Este martes se celebró el Día del Internet Seguro. Una jornada que de momento se esconde en el calendario pero que a buen seguro tendrá mayor relevancia en los próximos años dado el considerable aumento de los delitos informáticos. Las estafas en la inversión de Bitcoins no deja de ser la última modalidad criminal en la red. Antonio Salguero, jefe de la Unidad de Delitos Informáticos de la Policía Nacional en Burgos, explica que por el momento es relativamente nuevo y en la provincia no hay un número exagerado de casos, pero los daños sí son «especialmente cuantiosos». Estamos hablando de cantidades que van desde los 5.000 hasta más de 100.000 euros. 

«Los estafadores muestran a las víctimas simulaciones que analizan el estado de su inversión. Cuando quieren recuperarlo les dicen que no pueden, que tienen que meter más. Incluso les ofrecen abogados que supuestamente les van a ayudar», relata Salguero. Estos delitos preocupan en la Fiscalía, pues sirven a muchas redes como método de blanqueo de dinero. «Normalmente son grupos extranjeros que tienen conexiones en España», advierte el inspector de la Policía.

Otro de los timos más habituales en los últimos tiempos es del ‘falso CEO’. Son interceptaciones de correos electrónicos o incluso llamadas a personal de empresas, tanto Pymes como grandes compañías, para que realicen pagos a supuestos proveedores. Los delincuentes montan un teatrillo para engañar a sus víctimas y cobrar falsas facturas.