Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


El complot

01/02/2021

Según publicó este periódico la pasada semana, el Instituto Municipal de Cultura ha iniciado los trámites para que los Danzantes, los Gigantones y las superestrellas locales (los Gigantillos) sean declarados Bien de Interés Cultural del patrimonio inmaterial.
El asunto puede parecer  banal, pero la concejala del ramo, Rosario Pérez Pardo, explicó que, además de  por ser  unos personajes fundamentales en la memoria colectiva de los burgaleses, una de las razones de emprender este camino es protegerlos «ante tentaciones futuras de transformación o destrucción», dijo literalmente y  no es broma. Ante esto, solo cabe preguntarse si en el Ayuntamiento manejan información que el común de los ciudadanos ignoramos. ¿Hay, tal vez, algún tipo de complot contra los Gigantillos? ¿Está muy avanzado? ¿Trata de transformarlos o de destruirlos?
No teniendo más datos, a uno solo le queda especular sobre a qué se refería exactamente la edil con estas palabras. Tal vez les haya llegado un soplo respecto a que quieran transformar a los danzantes en el cuerpo de baile de un cantante de trap, o  que alguien planee cambiar la indumentaria de los Gigantillos por una flamenca o tirolesa. Puede ser incluso que muchos de los que se hacen selfis con ellos en fiestas, cuando están en la calle, en realidad sean espías obteniendo información. En cuanto a su posible destrucción, solo cabe imaginar que detrás de un acto así esté una organización sin alma como Spectra, la de las películas de James Bond, o el Club Bilderberg.
La responsable municipal de cultura continuó con su encendida defensa de estas figuras afirmando que «tienen importancia cultural en sí mimas al margen de su manifiesta vistosidad. Dicho de otro modo: su ser es muy superior a su parecer». Esta última frase parece un homenaje al film Amanece, que no es poco, aunque yo, para que la petición tuviese más fuerza,  hubiese dicho directamente que «en Burgos todos somos contingentes pero los Gigantillos son necesarios». Necesarios y suficientemente protegidos: cuentan con un museo, una estatua en bronce (siendo ellos mismos ya de por sí esculturas) y una popularidad enorme y creciente. Existirán, como las croquetas de jamón, mientras a la gente le gusten, sin necesidad de que los declaren BIC. En cambio, con la que está cayendo, quizás haya otros ámbitos de la cultura en esta ciudad que necesiten el apoyo urgente de las instituciones. Pero, claro, si hay un complot... Lo primero es lo primero. 
Salud y alegría.