Solo Bozoó tiene regulada la recogida de setas en la comarca

R.C.G.
-

La medida ha frenado a los temporeros que antes esquilmaban el monte

Solo Bozoó tiene regulada la recogida de setas en la comarca

La lluvia de la última semana ha sido bien recibida por los seteros porque ayudará a salvar un otoño hasta ahora bastante flojo. El agua repercutirá positivamente en las zonas de encinares, que son las más tardías, lo que permitirá alargar un poco más la temporada. Por el valor culinario del producto o por moda, lo cierto es que esta práctica de toda la vida se ha masificado en los últimos años, obligando a las administraciones a regularla para evitar algunas conductas que amenazan la conservación de los parajes. En Álava y La Rioja existen restricciones desde hace tiempo, igual que en gran parte de la provincia, pero en la comarca mirandesa aún es posible llenar libremente la cesta. Solo Bozoó tiene una ordenanza específica que fija un máximo de 5 kilos por persona. La medida no tiene un fin recaudatorio ya que los pases diarios tienen un coste simbólico y "nadie deja de ir a hacer algo que le gusta por no pagar ocho euros", afirma el alcalde, Javier Abad. El objetivo que se persigue con esta normativa es frenar a los temporeros, cuadrillas contratadas para recoger la mayor cantidad de níscalos posibles en una sola jornada para posteriormente venderlos. "Había veces que ibas al monte y al bajar ya estaban esperándote con una furgoneta para venderle allí mismo a los que no habían recogido nada", asegura Abad. La riqueza natural es una de las fuentes de ingreso principales del pueblo, ya que por ejemplo las visitas de los seteros generan actividad hostelera. Por eso se ha tratado de preservar a los aficionados de verdad y ahuyentar a los que únicamente persiguen un fin comercial y lucrativo. "Queremos que la gente siga viniendo y que cualquiera pueda llevarse una cantidad suficiente para luego cocinar, y para eso era importante evitar que unos pocos arrasaran el monte con otras intenciones", señala el regidor, Javier Abad. La ordenanza parece haber funcionado, aunque aún es pronto para hacer valoraciones ya que el año pasado no fue bueno para la recogida de setas lo que no permite sacar muchas conclusiones. Pero con la regulación se da también una herramienta legal a la Guardia Civil. Controlar el coto es casi imposible porque requiere contratar personal, algo que Bozoo no puede permitirse pero la ordenanza tiene efecto disuasorio. "Antes llamabas cuando veías a una cuadrilla y aunque les pillaran con cientos de kilos no podían hacer nada porque había un vacío legal. Ahora sí les pueden multar", afirma Abad. De momento el ejemplo de Bozoó no se ha copiado en otros pueblos de la comarca, que se rigen únicamente por una normativa regional que en realidad es más un código de buenas prácticas que deja libertad a los propietarios de los montes (generalmente ayuntamientos y juntas administrativas) la posibilidad de regular su aprovechamiento pero no especifica más. "Tampoco es necesario porque tienen menos atractivo", aseguran los expertos. En algunos casos porque hay menos setas y en otros porque para encontrarlas es necesario caminar mucho y eso espanta a los grupos que solo buscan rentabilidad económica, que prefieren decantarse por lugares en los que puedan recoger grandes cantidades en poco tiempo. El principal daño que provocan estas prácticas indiscriminadas no es que arrasen con todas las setas del monte sino que para recogerlas utilizan la técnica del rastrillaje, lo que mata el micélido e impide que pueda brotar nuevamente, y además como las personas que integran estas cuadrillas no poseen mucho conocimiento en la materia sino que perciben un dinero por hora trabajada, se llevan todo tipo de setas y luego seleccionan, pero el daño ecológico ya está hecho.