Como apuntan desde la Agencia Estatal de Meteorología, no se trata de un fenómeno excepcional ni un rara avis. Sin embargo, la coincidencia con una noche tan señalada como la del 31 de diciembre y con una jornada como la del 1 de enero sí que es extraordinario. El fin del 2021 y el recibimiento al 2022 vendrá acompañado en Burgos por unas temperaturas más bien primaverales, con mínimas que no bajarán de los 4 grados y máximas que alcanzarán los 16.

¿El culpable? Lejos de teorías estrambóticas, los expertos apuntan al anticiclón reinante y la entrada de vientos del sur y suroeste «muy cálidos» y a su vez muy flojos, que provocarán que el mercurio suba hasta términos pocas veces vistos para estas fechas.

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