"Es increíble que no vean útil el deporte en un amputado"

I.L.H.
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Una meningitis dejó sin brazos y piernas a Davide Morana. Su aptitud positiva le ha hecho, dos años después, mantener su autonomía, querer participar en los Juegos Paralímpicos y ser ejemplo para otras personas

Davide Morana compartió su experiencia el jueves en el MEH. - Foto: Luis López Araico

Lo que parecía una gripe acabó en coma inducido y una decena de operaciones para amputarle las piernas y los brazos. Davide Morana acudió a urgencias el 13 de enero de 2018 aquejado de fiebre y malestar general. Los análisis no dieron nada extraño y fue dado de alta. Aquella noche la fiebre siguió subiendo, empezó a tener vómitos, delirios y manchas en la piel. Volvió al hospital y los médicos le diagnosticaron meningitis, una enfermedad cuya vacuna en Italia, de donde procede, no era obligatoria hasta 2017.

A partir de ahí todo se precipitó y la vida de este activo joven de 24 años dio un vuelco. Sin embargo, su aptitud ante lo que se le venía encima siempre fue positiva -lo que no quiere decir que no haya sido dolorosa- y eso le ha ayudado a conseguir una asombrosa autonomía 2 años después. "Cuando fui consciente de que mis extremidades no funcionaban quise que me las quitaran cuanto antes. No fue tan rápido como hubiera querido. Tardaron dos semanas desde que salí del coma", subraya este joven que el jueves contó su experiencia en el MEH de la mano de ANDADE, la Asociación Nacional de Amputados de España.

Morana reconoce que asumir la pérdida de brazos y piernas aunque no fue fácil, no le robó mucho tiempo: "Lo que quería es volver a mi autonomía cuanto antes, tener independencia y no ser una carga para los demás. No supuso trauma, ni estrés, ni nada. Fue mucho dolor físico y aguante psicológico".

En ese proceso ha habido también mucha "aceptación, resiliencia y agradecimiento por estar vivo", los mensajes que el jueves quiso transmitir a los espectadores. "No ha sido sencillo; es muy difícil. Pero ha sido aceptable y hasta divertido en algunos momentos porque volver a caminar con las prótesis, por ejemplo, fue el aprendizaje de un niño y a veces era gracioso", sostiene. Ese carácter y su aptitud "no son lo más natural, pero cada uno reacciona como puede". "Mi deseo -continúa- es que toda persona que se vea en mi situación pueda encontrar la fuerza para seguir adelante porque la recompensa puede llegar a ser grande y satisfactoria".

Superada la amputación, lo siguiente fue conseguir prótesis adecuadas a su estilo de vida, algo que no está al alcance de todos. "Es un desastre a nivel Seguridad Social porque las que cubre son obsoletas. Yo tuve suerte porque conseguí el dinero con una campaña pero no todos pueden. Hablamos de 5.500 euros por un pie, manos de 11.500, rodillas de 80.000...".

Su lucha y motivación es, precisamente, que nuevas prótesis entren en la Seguridad Social como ocurre en otros países. En su caso, que quiere participar en los Juegos Paralímpicos de 2024, los componentes deportivos son todavía más caros: "A día de hoy España no contempla que la actividad física sea necesaria para un amputado, ¿te lo puedes imaginar? El deporte viene bien para fortalecer los músculos y para la salud, más en mi caso que soy diabético... Es increíble".

Su historia, que cuenta en redes y charlas, sirve de ejemplo, aunque él también recibe: "Me dan amor y ánimos y aprendo mucho", afirma mientras sigue amoldándose a los cambios. "Lo siguiente que quiero hacer es montar en bicicleta. Por ahora todos los objetivos, los primarios, los doy por alcanzados".