A la incertidumbre, la preocupación y la desinformación que ahora mismo reinan en Burgos, se añaden en las Merindades la indignación y el malestar por una posible desescalada a distinto ritmo con unos criterios que no parecen exclusivamente técnicos y que a juicio del alcalde de Villarcayo van a generar «muchas más desigualdades entre territorios sin una justificación correcta» a partir del lunes.
Nadie sabe lo que va a decidir aún el Ministerio de Sanidad pero Adrián Serna tiene «clarísimo que provincias como Álava van a pasar a la fase 1», mientras su zona de salud, con tan solo 7 casos activos, ha quedado fuera de la propuesta por zonas básicas de salud realizada por la Junta, pese a tener mejor situación sanitaria que muchas de la comunidad vecina. A esa disparidad se une el trato desigual con respecto a Treviño. Sin hay una zona a caballo entre dos o incluso tres comunidades es el norte de Burgos, que además en esta crisis se ha convertido en el cinturón verde de la pandemia, dada la baja incidencia de la COVID-19 sobre todo en aquellas comarcas menos pobladas, «Si las Merindades estuvieran gobernadas por el PNV estaríamos en la fase 1», sostiene Serna, que no entiende cómo se puede aplicar una norma en función de los votos que necesite un gobierno. «Hasta ahora hemos estado apoyando todas las medidas» pero con estas «situaciones incomprensibles» el clima se puede llegar a enrarecer. «Si quieren que seamos el nuevo Treviño...», deja caer.
«Nosotros no podemos esperar ni un minuto más a pasar de fase. Sería una debacle económica muy importante en nuestro municipio», apunta el alcalde villarcayés, que además avisa del problema social que a su juicio se avecina. «La ciudadanía no va a comprender cómo estando mejor otros no puede avanzar en este proceso», subraya para aventurar crispación. «Se les va a ir de las manos, no van a tener policía para parar a la gente que va a salir», vaticina.
Es Serna el más crítico de los regidores pero no el único que expresa su desconcierto ante la situación que puede crear la entrada en la fase 1 de algunos municipios. «Nosotros hacemos la vida en el País Vasco», resume José Losa, alcalde de Villalba. No solo laboral, sino social y familiar. Cree que el criterio no debería ser la zona básica de salud, ni siquiera la provincia. «De nada me vale poder viajar hasta Milagros si no puedo moverme a Orduña», ejemplifica. Cree que hay otros criterios, como la segunda vivienda, los familiares directos en un municipio o los movimientos limitados a un radio de acción interprovincial que podrían establecer criterios más lógicos, aunque reconoce que no es fácil acertar.
«Nuestra situación no es igual que la de Huerta o Sedano, nosotros la vida la hacemos en el País Vasco y nuestros términos municipales limitan con Álava y con Vizcaya», detalla. «Si se lo dan a Treviño, nos lo tienen que dar a nosotros», resume.
El Valle de Valdebezana no está entre los elegidos de esta primera fase. Florentino Ruiz expresa el malestar de todos los vecinos por no haber sido seleccionados cuando tienen un número limitado y controlado de casos. También se pregunta qué pasará con los 4 pueblos de Cantabria que están dentro de su zona sanitaria. «Si Cantabria pasa (que aspira a ello), ¿Dónde se les incluye?», se pregunta. «No se tienen en cuenta las peculiaridades de las zonas», se queja. El alcalde de Valdebezana no pide el mismo trato que Treviño ni se atreve a decir si se trata de una decisión puramente política. «Quiero que se haga con criterios objetivos», recalca.
En una línea de moderación, el alcalde de Espinosa de los Monteros comprende «como político que la propuesta de desescalada sea por zonas básicas», aunque eso suponga que se restrinjan movimientos. También ve «lógico» Raúl Linares que a Treviño lo incluyan con Álava, porque todos sus movimientos son hacia Vitoria, fundamentalmente.
Finalmente, Lorena Terrenos elude opinar sobre Treviño -«por algo lo habrán decidido»- y se muestra conforme con la opción de las zonas básicas, aunque «si se decide que va a ser a nivel provincial, lo asumiremos» y añade que el inicio de la desescalada ha generado menos consultas e incertidumbre que otros. «Hubo más expectación con los huertos», concluye.