Se acabó la fiesta

M.C. Sánchez y L. Ortiz (SPC)
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Las Navidades han dado paso a una tercera ola que escala posiciones como la más dura que ha vivido España desde el inicio de la pandemia, algo que ya advirtieron los expertos

Se acabó la fiesta - Foto: NACHO GALLEGO

La tercera ola del coronavirus avanza en España a golpe de contagio. Con cifras que ya rebasan los peores datos registrados desde el inicio de la pandemia, muy por encima de los 30.000 nuevos casos diarios, los malos augurios que muchos adelantaron antes de las fiestas navideñas están cobrando forma del modo más cruel, obligando a las comunidades a endurecer sus restricciones y, en la mayoría de los casos, a blindarse de nuevo. 
Además, la incidencia acumulada, el indicador que muestra la evolución de la enfermedad en los últimos 14 días cada 100.000 habitantes, también sigue disparada. Los expertos médicos y el Gobierno siempre han considerado un objetivo rebajarla al mínimo posible. El presidente, Pedro Sánchez, apuntó que lo ideal sería situarlo en 50 casos cada 100.000 habitantes. Desde que lo dijo en rueda de prensa, no ha parado de subir.
Al cierre de esta edición, Extremadura tenía la incidencia por encima de 1.000 (1.167) y otras siete comunidades superaban los 600 casos por cada 100.000 habitantes: Baleares, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia y La Rioja. Estas cifras dejan muy atrás el dato de los 250 que marca el nivel de riesgo extremo, y sitúan a las autonomías en una posición de pánico mientras ven como se eleva la presión hospitalaria y la ocupación de sus UCI.
Y en medio de este escenario, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, descarta el confinamiento domiciliario y sigue teniendo claro que la culpa es de la Navidad: «Ya podíamos proponer lo que fuera, que sabíamos que esto iba a pasar», confiesa. «Quizá lo pasamos mejor de lo que deberíamos», remata el epidemiólogo.
Es cierto que los expertos lo avisaron a mediados de diciembre, mientras la consigna oficial pasaba por salvar las fiestas. La previsión entonces era que hubiera un aumento de casos, pero los sanitarios confiaban en que el repunte no fuera tanto como para poder considerarse una nueva oleada. 
Sin embargo, el tercer envite del coronavirus está aquí y viene fuerte. «En enero vamos a tener un drama tanto a nivel de fallecimientos como de empleo. El mensaje no está siendo todo lo contundente que debería ser», lamentaba hace unos días María José Campillo, médico de Familia y responsable de finanzas de la Confederación Estatal Sindicatos Médicos (CESM).


Lenta inmunización

Y la vacuna no llega a tiempo para impedirlo. «Las dosis que hay ahora son muy escasas, no son suficientes para todos, sino solo para una parte pequeña de la población. Para que el virus desaparezca de nuestras vidas todavía nos queda», aseguraba la doctora Campillo. 
Para que esta sea efectiva, apuntaba también Fernando González Candelas, catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador de la Fundación Fisabio, tendría que inmunizarse al 70 por ciento de la población, algo que «tardará meses». 
A su juicio, aunque no va a servir para frenar la tercera ola entre la población general, sí puede conseguir que el virus no sea letal en las residencias, en las que ya se está administrando a los ancianos.
Según los últimos informes del departamento que dirige Salvador Illa, de las 745.925 dosis entregadas, las comunidades autónomas han suministrado 406.091, lo que supone el 54,6 por ciento.
Pero hasta que haya inmunidad para toda la población, coinciden los especialistas, las restricciones tienen que seguir estando presentes, igual que la responsabilidad social. «La transmisión del virus sigue, no podemos bajar la guardia todavía. Todas las medidas de confinamiento pueden volverse a dar», aseguran.
El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, lleva días abogando por un breve «confinamiento intenso y total» durante lo que resta del mes de enero y parte de febrero para evitar que la tercera ola del virus vuelva a desbordar el sistema hospitalario. «Podemos estar ante la situación más compleja desde el principio de la pandemia», advierte.

 

La Rioja. Persianas bajadas en todo lo no esencial desde las cinco

En La Rioja preocupa especialmente la presión asistencial de los hospitales, con porcentajes de ocupación muy alta en las Unidades de Cuidados Intensivos. Por ello, el Gobierno autonómico anunció el pasado miércoles nuevas limitaciones con el objetivo de contener la expansión del virus. Además de cerrar perimetralmente la capital regional, Logroño, la medida estrella es el cierre de los establecimientos no esenciales a partir de las cinco de la tarde que va unida a la restricción de movimientos de los ciudadanos también cuando el reloj marque esa hora. Así, los riojanos no podrán desplazarse en sus municipios salvo para cuestiones recogidas en la ley.

 

Murcia. Adiós a las reuniones sociales entre quienes no vivan juntos

Para el Gabinete de Fernando López Miras, el gran foco de expansión de la pandemia en Murcia están siendo las reuniones sociales en las que se prescinde de manera habitual de la mascarilla. Así que, una vez localizado el problema, el pasado miércoles anunciaron su solución: prohibición total de las reuniones familiares, sociales y lúdicas entre personas no convivientes de carácter informal y no reglado. De esta forma, solo estarán permitidos los encuentros entre ciudadanos que compartan techo. Además, no se puede entrar ni salir de la región hasta el próximo día 20, con 36 municipios (entre ellos Murcia, Cartagena y Lorca) cerrados perimetralmente, mientras que el toque de queda se sitúa ahora en las 10 de la noche.

 

País Vasco. Sin salir de las localidades que están en riesgo extremo

Una veintena de municipios están cerrados desde el pasado viernes por su alta tasa de incidencia acumulada en los últimos  14 días, ya que superan los 500 casos por 100.000 habitantes. Este listado será revisado por el Gobierno de Íñigo Urkullu cada lunes y jueves.  El objetivo es aplicar las medidas más restrictivas de una manera selectiva, incidiendo especialmente en los municipios en los que la situación epidemiológica es más alarmante. Además del cierre perimetral, en los sitios señalados por el Gobierno regional los establecimientos de hostelería se cerrarán por completo, se suspende de nuevo el deporte escolar y tampoco se podrán realizar actividades en grupo, ni siquiera al aire libre.

 

Madrid. Las medidas menos restrictivas, pese a los últimos cambios

La comunidad de Madrid, con una incidencia acumulada a 14 días de 636,1 casos por 100.000 habitantes, comunicó el pasado viernes que adelantará el toque de queda a partir del lunes a las 23,00 horas, así como el horario de cierre de todos los establecimientos no esenciales, que deberán bajar su persiana a las 10 de la noche, una hora muy tardía en comparación con la de la mayoría de autonomías. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso descartó, asimismo, el cierre perimetral de municipios como medida general y mantiene su plan de los confinamientos quirúrgicos, esto es, impedir la entrada y salida solo en aquellos distritos de la capital o localidades de la región que superen los valores epidemiológicos establecidos por el Ejecutivo.

 

Comunidad Valenciana. Clamor político para imponer el confinamiento total 

Fue uno de los territorios con las limitaciones más estrictas durante las Navidades. Muchas de las cuales continúan vigentes. Así, la Comunidad Valenciana mantiene el cierre perimetral de la región (hay, además, 26 municipios con sus fronteras bloqueadas), el toque de queda a las 10 de la noche, la bajada de las persianas de la hostelería a las cinco de la tarde y las reuniones sociales con un máximo de seis asistentes. Sin embargo, con esta tercera ola arreciando sobre la autonomía, que ha tenido que acondicionar casi 300 camas en hospitales de campaña, crece la presión sobre el Ejecutivo de Ximo Puig para que decrete el confinamiento total. Algo que, de momento, el Gobierno regional descarta porque «hay margen para actuar».

 

Castilla y León. Un polémico toque de queda con las provincias ‘blindadas’ 

Uno de los Gobiernos autonómicos que más ha defendido ante Moncloa la necesidad de decretar lo antes posible el confinamiento total, el de Castilla y León aprobó el pasado viernes un nuevo paquete de restricciones que le enfrentó abiertamente con el Gabinete central por el toque de queda. El Ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco decidió que en su territorio la limitación de la movilidad nocturna arrancaría a las ocho de la tarde. Pero Sanidad le recordó que el marco legal no permite situar el toque de queda antes de las 22,00 horas. Pese a ello, la Junta mantiene el desafío en una comunidad que tampoco permite ya la movilidad entre sus provincias.

 

Cataluña. Elecciones aplazadas hasta mayo por un virus que amenaza las UCI 

El Govern ha prorrogado durante una semana más, hasta el 24 de enero, las actuales restricciones, entre ellas el confinamiento municipal diario, el cierre de centros comerciales y el servicio por franjas de restaurantes, ante un coronavirus desbocado que pone en riesgo la capacidad de los hospitales regionales, especialmente de las Unidades de Cuidados Intensivos. Además, el pasado viernes, los partidos con representación en el Parlament decidieron aplazar las elecciones autonómicas previstas para el 14 de febrero al 30 de mayo debido a la situación sanitaria actual. Solo el PSC se descolgó del acuerdo tras solicitar que se celebrasen el 14 o el 21 de marzo, una petición que no fue atendida por el resto de fuerzas.

 

Extremadura. Con los ciudadanos ‘encerrados’ en sus propios municipios

A la cabeza de España en la incidencia acumulada durante la tercera ola del coronavirus, con más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, el Gobierno extremeño aprobó un plan de choque el pasado miércoles para intentar frenar la expansión desbocada de la COVID que, pese a todo, de momento no amenaza a los centros hospitalarios de la región. Entre las limitaciones, los ciudadanos de la comunidad tienen prohibido salir del municipio en el que residan, salvo para las habituales excepciones, debido al cierre perimetral de todas las localidades. Además, en aquellos lugares que superen los 5.000 habitantes se ha decretado la bajada de las persianas de la hostelería y comercio no esencial.