10 de cada 100.000 habitantes al año sufren aneurisma cerebral

A.R. / Burgos
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Entre el 10 y el 12% mueren antes de llegar al hospital y otro 30% en los días posteriores. Se tratan mediante clipaje quirúrgico por apertura craneal o realizando una embolización intraarterial a través de cateterismo

La mortalidad de la Hemorragia Subaracnoidea (HSA), un tipo de ictus hemorrágico consistente en la extravasación de sangre desde el interior de alguna arteria cerebral al espacio subaracnoideo (superficie del cerebro) es «altísima».

Así lo reconocen los doctores Javier Romero (intensivista), Pedro Delgado (neurocirujano) y José Luis López (neuroradiólogo intervencionista), quienes concretan que mientras que uno de cada cuatro pacientes que la sufren (entre el 20 y el 25 por ciento) se cura, entre el 10 y el 12% muere antes de llegar al hospital y otro 30% en los días posteriores al sangrado, a pesar del tratamiento. De entre los que sobreviven, además, casi dos tercios presentarán algún grado de discapacidad, mucho de ellos grave. Y otro dato a tener en cuenta:se da una media de 10 casos por cada 100.000 habitantes.

Conocido comúnmente como ‘aneurisma cerebral’, puede producirse por causas congénitas o adquiridas. Las primeras se asocian a componentes familiares, aunque cabe señalar que hay personas mayores que tienen aneurismas cerebrales y se mueren a los 90 años sin que les haya roto. Respecto a las adquiridas, las causas más frecuentes son la hipertensión arterial y el tabaquismo.

Respecto a si suelen ir precedidos de algún síntoma, los tres especialistas citados coinciden en señalar que en muchos casos no. Lo que sí suele ocurrir es que la rotura de la arteria va asociada a un golpe enorme en la cabeza (como si nos hubieran dado un mazazo), vómitos y pérdida del conocimiento. Junto a ello, el enfermo entra en coma directamente, de ahí que la prevención es muy difícil. «Es decir, es algo muy súbito». Aveces sí hay síntomas previos, pero muchas veces son tan inespecíficos que no se pueden etiquetar.

¿Cuáles son los tratamientos que se emplean a día de hoy para estos casos? Antes que nada y en una primera fase, se lleva a cabo la estabilización del paciente, que va acompañada de una valoración y de la realización de una serie de pruebas diagnósticas. Si la afectación neurológica es grave, Urgencias lo diagnostica e ingresa en la UCI.

Después, se determina si el tratamiento se hace mediante clipaje quirúrgico a través de una apertura craneal (craneotomía) o realizando una obliteración (embolización) intraarterial a través de cateterismo. La primera, el clipaje qurúrgico, es una técnica clásica y bien conocida desde hace décadas y ofrece «altas tasas de curación (exclusión definitiva y segura del aneurisma) a expensas de una morbilidad perioperatoria no desdeñable», explica el doctor Javier Romero. Por su parte, la embolización es una técnica más reciente y obtiene «buenos resultados con una morbilidad derivada del procedimiento menor que la cirugía pero con una tasa de obliteraciones completas y permanentes también menor», añade.

En cuanto al porcentaje de éxito en estos tratamientos, estos especialistas coinciden en que está directamente relacionada con la gravedad de la historia natural de esta enfermedad. «La supervivencia y la posibilidad de secuelas permanentes están muy influenciadas por la prontitud y la calidad del tratamiento recibido», subrayan.

En el HUBU se dispone de las dos técnicas mencionadas, si bien la embolización se utiliza desde hace tres años.

Por otro lado, José Luis López afirma que la decisión acerca del tipo de intervención a realizar viene asociada al tipo de aneurisma que sea. «Y eso está determinado por la forma, el tamaño, la localización... Así se valora si puede ser técnicamente factible tratarlo por un cateterismo o si se opta por la cirugía». En un 15% de los casos no se trata por ninguno de los dos sistemas, o bien porque está prácticamente en muerte cerebral o porque se desestima al haberse encontrado por casualidad y no porque se haya roto el aneurisma. En estos casos también se tiene en cuenta el tamaño del mismo y cómo varía. De hecho, cabe mencionar que entre el 3 y el 5% de las personas que se mueren tienen aneurismas, aunque sólo una «inmensa minoría se rompen», apunta el doctor Delgado.

¿Es frecuente la repetición del anuerisma cerebral?«Es muy frecuente, sobre todo cuanto más cerca al momento de la hemorragia. A medida que pasan los días y los meses, hay menos riesgo, hasta que se estabiliza», añade el doctor Pedro Delgado.

No existe un perfil claro de este tipo de pacientes, aunque la edad media está entre los 50 y los 55 años, «más jóvenes que en los casos de ictus, que se dan mayoritariamente entre los 60 y los 70».

Factor genético

¿Qué deben hacer los familiares de personas que lo han sufrido? El riesgo de sufrirlo es mayor, de ahí que se recomienda la realización de un screening (cribado o tamizaje) cuando en la familia directa (padres o hermanos) se han registrado dos casos. Son pruebas no invasivas, tipo resonancia.