Los caprichos de las musas

ALMUDENA SANZ
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La fotografía ayudó a Laura Bravo a salir del pozo en el que había caído sin darse cuenta. 'Nunca te olvides de ti' reúne estos autorretratos en la sala de exposiciones del HUBU este mes

Laura Bravo (Los ojos de Laura), con ‘A ti, mujer’, una imagen que insta a quien la observa a ser dueña de su vida y a quererse por encima de todo. - Foto: Luis López Araico

La fotografía se convirtió en la cuerda que la sacó del pozo en el que se estaba hundiendo sin darse cuenta. Un día, por casualidad, hojeando un álbum con sus autorretratos, Laura Bravo (Los ojos de Laura) palpó la tristeza y la oscuridad que la envolvían. Esa revelación la zarandeó. Necesitaba ayuda. Y sintió que este arte podría ser una buena terapia. No se equivocó. Y hace poco más de un año lanzó una campaña de micromecenazgo para la producción de una exposición con las imágenes que constatan su evolución de la oscuridad a la luz y con el objetivo de que pudieran ayudar a otras personas en su misma situación. Nunca te olvides de ti reúne esos autorretratos acompañados de los homenajes a distintos colectivos profesionales azotados por la crisis del coronavirus. Un puñado de instantáneas impresas sobre aluminio, algunas metalizadas, que cuelgan de las paredes de la sala del Hospital Universitario (HUBU) durante este mes. 

Reflejos, un autorretrato imposible, la chispa que prendió la urgencia de avanzar en su vida, abre la colección, con una primera parte centrada en esa transformación. La mirada bucólica, el entorno apagado y el ensimismamiento perfilan estas obras que dan paso a una mujer más segura, que observa desafiante a la cámara, sin miedo a mostrarse como es. Esa confianza la conduce hacia temas sociales y reivindicativos. A ti mujer marca el punto de inflexión. Emerge como alguien fuerte con mensajes como Tú eres dueña, Florece, ¿me oyes?, Ámate, mujer, quiérete

El caos emocional y social generado por la pandemia alumbra la otra parte de la exposición, con tributos a los sectores que más han sufrido sus coletazos. Se quita el sombrero ante los hosteleros, con una simbólica imagen que evidencia su desnudez en los momentos más duros; las enfermeras, sobre las que destaca su papel esencial en distintos momentos históricos -un vídeo comparte el así se hizo-; los docentes, con, posiblemente, la pieza más luminosa, en un tono azul eléctrico, con dibujos realizados por niños de Infantil y Primaria y la aparición estelar de su sobrina Emma; y los trabajadores sociales, personificado en la figura de Mary Richmond, que puso los pilares de esta profesión, que, precisamente, estudia Bravo para sumar a los ya finalizados de Educación Social. 

Nunca te olvides de ti se completa con un rincón de fotografías de pequeño formato, unas con ella como protagonista y otras con colaboradores y mecenas, a modo de agradecimiento por su complicidad en la materialización de este proyecto artístico, con el que quiere escribir un punto y final para embarcarse en otro. 

Cuando quieran las musas, siempre caprichosas. Y, de momento, se niegan. Bravo percibe que le han dado esquinazo. Se han escondido y ella sin su presencia no se encuentra. La inspiración es todo en su trabajo creativo. Luego solo utiliza una cámara réflex y un programa de edición sencillo. «Llevo meses estancada. Antes era capaz de crear obras de la nada, me salían en un momento», anota con pesar, pero expectante ante su inminente regreso.