Al agua, chavales, por euros

I.M.L.
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Una decena de valientes ponían a prueba su equilibrio sobre la cucaña para atravesarla antes de caer al río Duero. Una tradición festiva que se mantiene con el paso de los años y que reporta a los más avezados un dinero extra

Junto a los participantes, un nutrido grupo de asesores rodeaba el lugar de inicio del recorrido, junto a los bomberos responsables de velar por la seguridad de los jóvenes al caer al agua - Foto: Jesús J. Matí­as

La presencia del río Duero a su paso por la capital ribereña da pie para múltiples actividades a lo largo del año. Paseos cuando la climatología lo permite, entrenamientos del club de piragüismo, pruebas acuáticas de los bomberos profesionales,... pero también como escenario para tradiciones festivas como es el caso de las cucañas en su versión arandina: un largo palo, redondo y enjabonado, sobre las aguas del cauce que da el apellido a Aranda de Duero, con un palo en su extremo para que los intrépidos participantes en esta prueba se lleven unos euros a cambio de cogerlo antes de caer al río.

En la segunda y penúltima sesión de este año celebrada ayer una decena de valientes se quedaban en bañador ante unas aguas más bien marrones que no invitaban al baño lúdico. Afortunadamente, la temperatura ambiente superaba los 20 grados centígrados y la salida del agua no era muy traumática. Ante decenas de espectadores, desde ambas orillas del río y desde la barandilla del puente Mayor, no dudaron en deslizarse por la cucaña para alcanzar su objetivo.

Los habituales espectadores de esta cita festiva, como si de comentaristas deportivos se tratase, sabían reconocer a los novatos de los experimentados ‘cucañeros’ en cuanto ponían un pie sobre el palo. La forma de buscar el equilibrio, cómo se deslizaban por el palo o la forma de entrar en contacto con el agua servían de indicativo del nivel de pericia. En los espectadores, los «¡ay!» acompañaban la costalada del que caía sin éxito y los aplausos al que atrapaba el palo, que luego se transformaba en euros según el número de veces que se cogía y la dificultad de cada pasada.

tiene vigencia. A pesar de que esta tradición data de muchas décadas atrás, los arandinos la mantienen participando en ella año tras año y acudiendo a ver cómo se desarrolla. Además de los espectáculos de calle, que este año tienen a la magia como protagonista, las tardes de los días laborales de estos festejos arandinos guardan un espacio en el programa para una nueva edición de cucañas. Siempre en el mismo sitio y a la misma hora, y con participantes que van variando según se van haciendo mayores, aunque se mantiene una media de edad tendente a la adolescencia, porque la agilidad y la falta de vergüenza son herramientas más que necesarias para exponerse en este juego ante el público. 

Hoy volverá a enjabonarse la cucaña para completar la tercera sesión de este año, en un escenario que, una hora después, acogerá uno de los atractivos de estas fiestas con el telón de fondo del puente Mayor y el río Duero. El espectáculo de escapismo que ofrecerá Víctor Cerro, que cuenta con el bi-record mundial de este tipo de magia extrema y ha creado efectos muy llamativos para programas de televisión.

En esta ocasión, con camisa de fuerza y traje de neopreno, intentará soltarse de las ataduras que le sujetarán los pies estando boca abajo antes de que una cuerda ardiendo se rompa y deje caer sobre él unas alas hechas de cuchillas. Esta cita será a las 19 horas y los organizadores advierten a los potenciales espectadores que quieran acudir que el mejor lugar para verlo será desde el parque El Barriles, la misma orilla desde la que se sitúa la cucaña en su extensión sobre el cauce del río Duero.