La Milán-San Remo, con sus 291 kilómetros de recorrido, es la prueba más larga de todo el calendario internacional y una de las más atractivas tanto para los corredores como para los aficionados. Exigente al máximo por su dureza y la obligada resistencia es la cita en la que participará mañana, sábado, el ciclista burgalés del Movistar, Carlos Barbero.

Ha estado entrenándose en las carreteras burgalesas y hoy tomará el vuelo que le lleve a tierras italianas. Carlos Barbero confiesa encontrarse bien y con ganas de hacer una buena carrera. Es consciente de las dificultades que entraña una de las clásicas más llamativas del mundo y destaca que «siete horas de carrera sobre una bicicleta siempre pasan factura y conlleva estar preparado tanto el cuerpo como la cabeza».

La Milán- San Remo comienza con unos 120 kilómetros de recorrido suaves hasta Ovada para posteriormente tener una rápido descenso. Siguen 80 kilómetros llanos que darán paso a los ascensos míticos de Capo Mele, Capo Cervo y Capo Berta hasta la siempre incómoda Cipressa. Este descenso suele ser peligroso, con un 3,7% de desnivel, aunque permite recuperar fuerzas para escalar la colina Poggio de San Remo. Es un terreno propicio para las escapadas, que no suelen fructificar y para cerrar con un sprint. «No sabemos cómo va a salir la carrera pues el año pasado Vicenzo Nibali, un escalador, se escapó a falta de 4 kilómetros y la ganó», explica Carlos Barbero que correrá junto a sus compañeros de escuadra Alejandro Valverde, Mikel Landa, Daniele Bennati, Carlos Betancur, Lluis Mas y Jürgen Roelandts.