Los concejales se bajan del coche oficial

Á.M.
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Los viajes en vehículos con conductor se han ido reduciendo desde que a finales de 2012 estallara la polémica sobre su uso. Están registrados todos los movimientos de más de seis años a excepción de los de Javier Lacalle

Los concejales se bajan del coche oficial - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

A finales de 2012 la polémica sobre el uso de los coches oficiales del Ayuntamiento de Burgos arreciaba y amenazaba con arrojar un tsunami sobre el equipo de gobierno de Javier Lacalle, que todavía se recuperaba de haber tenido que exigir la dimisión a su concejal de Nuevas Tecnologías, Eduardo Villanueva. La acusación la ejercía el PSOE, que no dejó de increpar al PP que varios de sus ediles estaban utilizando esos vehículos a capricho y para cuestiones que nada tenían que ver con el trabajo municipal.

Hubo un par de plenos calientes y, en enero de 2013, los socialistas hicieron pública una denuncia muy seria: un edil del PP señalado en la ‘causa’ había dañado las hojas de registro de viajes que, de forma voluntaria, venían acumulando los cuatro chóferes adscritos a la flota oficial. No era un registró ortodoxo, sólo una forma de dejar constancia de a quién habían llevado, dónde y en qué fecha. Suficiente para apuntalar las acusaciones de la oposición.

Ese dietario se creó, contaban por entonces los propios conductores, después de que se levantara una polémica importante en la legislatura 1999-2003. Un concejal del PSOE pidió que un vehículo oficial le fuera a buscar a Atocha para llegar a tiempo a un pleno en el que su voto era crucial. La cosa es que el edil venía de los toros en Sevilla y se montó la de Waterloo. De ahí que en la sección de tracción mecánica se empezaran a registrar de esa manera todos los movimientos de vehículos fuera de la capital, nunca los desplazamientos internos.

En enero de 2013 el alcalde de Burgos era Javier Lacalle, que se vio forzado a comparecer y anunciar la creación de un libro oficial y serigrafiado en el que se recogieran todos los desplazamientos de los vehículos oficiales. Quedaría residido en la sección de Ingeniería Industrial y recogería, según prometió el regidor, todos los viajes fuera de Burgos que se realizaran con este recursos municipal. Lo que no dijo es que se registrarían todos menos los suyos.
el alcalde, también. Al llegar al gobierno, el PSOE ha comprobado que «no existe ningún registro de los viajes que ha hecho Lacalle en sus años como alcalde, ni dónde ha ido ni para qué». Entonces, ¿para qué sirve el libro proclamado en su nacimiento como el paradigma de la transparencia? Pues para cotejar los viajes de los concejales, pero jamás los del alcalde. Además, la información sobre los ediles es incompleta, ya que se registraba únicamente qué concejal pedía el vehículo, pero en multitud de ocasiones viajaban otros que se anotaban como «y dos más» o «y tres más». No se sabe quiénes.

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