El sector de la automoción vive momentos muy complicados. El estallido de la crisis sanitaria ha derivado en una acuciante carencia de microchips y materias primas que están poniendo en jaque a centenares de compañías en todo el mundo.Este problema, sumado a la caída de la demanda, la subida de los costes laborales y la creciente inflación, provoca que a la planta de Benteler en Villalonquéjar le sea «cada vez más difícil» generar nuevos proyectos.
Así lo confirman fuentes de la multinacional alemana a este periódico, que aseguran que están buscando «alternativas» junto a los sindicatos para «poder dar futuro a nuestra fábrica y seguir siendo competitivos». Se muestran seguros de encontrar «diferentes soluciones» vistas las previsiones de negocio para los próximos años, cálculos que desde el comité de empresa ven sin embargo con preocupación.
Según los representantes de los trabajadores, Benteler les ha comunicado -hace tres semanas por primera vez y ayer de nuevo- que no encuentra acomodo para 70 empleados en base a las ventas contempladas en 2022.
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