Ante la duda, siempre recurro al mejor amigo del iletrado: el diccionario. Y es el Diccionario de la RAE el que mejor te explica los significados de cada uno de los vocablos que componen nuestro universal idioma. Así, y por si acaso erraba, he buscado la palabra ‘lujo’. En su primera acepción, lujo es Abundancia en el adorno o en comodidades y objetos suntuosos. En su segunda acepción, se entiende lujo como Abundancia de cosas o de medios. En la tercera, lujo es Aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo. Y de la cuarta voy a extractar que lujo es Elevada categoría, excelencia o exquisitez que posee algo por sus altas prestaciones o servicios. Y con estas acepciones me vale.
Sí, me vale para poder decir sin miedo a equivocarme que Burgos no se puede permitir el lujo de perder un hospital en mitad de una pandemia mundial. Más aún, Burgos no puede permitirse el lujo de perder un hospital que lleva sesenta y cinco años prestando sus servicios en la ciudad, y que en la actualidad asiste a pacientes con necesidad de cuidados paliativos, casi todos ellos de avanzada y con pocas posibilidades de ser atendidos con la calidad que se merecen en el resto de complejos hospitalarios públicos que a día de hoy existen en nuestra ciudad. Por supuesto que el HUBU quizá podría hacerse cargo, si no fuera por el pequeño detalle de que tiene la planta que se presenta como sustitutiva al completo dedicada al covid, como es normal. La otra alternativa, el Divino Valles, sería un sitio estupendo, de no ser porque, en la actualidad, no está en condiciones para ofrecer la calidad y la habitabilidad que estos pacientes demandan, requieren y merecen.
Yo no suelo hacer caso de conspiraciones, ni de planes malvados contra nuestra ciudad, pero me gustaría saber qué motiva que el convenio que la Junta de Castilla y León con la orden de San Juan de Dios aboque al más que posible cierre del Hospital, el probable despido de sus trabajadores y la muy cierta desatención de los pacientes de Burgos que necesiten este tipo de cuidados mientras que, en León, sin ir más lejos, se ha renovado sin ningún problema. ¿Será que aquí no podemos permitirnos según qué tipo de lujos?