"En la DO Ribera del Duero la calidad no se negocia"

I.M.L.
-

Alex González se suma al equipo técnico de la DO para dirigirlo en el 40 aniversario de esta zona de calidad. En su primera entrevista tras ocupar el puesto, reconoce a Diario de Burgos el alto grado de profesionalización del Consejo Regulador

Alex González en la sede del consejo regulador de la DO Ribera del Duero. - Foto: José I. Berdón

En la semana que lleva ocupando la Dirección Técnica de la DO Ribera del Duero, Alex González ya se ha hecho una idea de la magnitud de esta zona vitivinícola. Este leonés que comparte año de nacimiento con el de esta zona de vinos de calidad es licenciado en Enología por la Universidad de Valladolid y diplomado en Ciencias Químicas por la Complutense de Madrid. Lleva desde casi su creación ocupando el mismo cargo en la DO León.

Viendo su currículo, experiencia en el sector del vino no le falta. ¿Cuáles son los hitos que destacaría en su carrera profesional?

Cogimos la DO León en 2009, con dos años de vida. Esa primera fase se centró en sentar la bases de control que tenía que haber con la intención de elevar los niveles de exigencia para viticultores y bodegueros. Les fuimos educando poco a poco, haciéndoles ver la importancia del control, de la estabilidad documental y de trabajo. Costó al principio, incluso con expedientes sancionadores, pero con los años la gente lo acogió y todo fue más fácil. En una segunda fase afrontamos el cambio de nombre, de DO Tierra de León a DO León, tras un estudio serio y amplio para justificarlo ante la UE, lográndolo en 2019. Y desde 2015 hasta aquí nos centramos en la promoción, con la profesionalización en campos como marketing o redes sociales.

Viene a sustituir a otro leonés, Agustín Alonso. ¿Qué legado ha recogido de él?

Desde el punto de vista profesional, Agustín era un número uno. Estar a la cabeza de una DO como Ribera del Duero tantos años y posicionarla desde el punto de vista del control donde la posicionó él, le hace un referente. Pero también por su carisma y los intangibles que aportaba al promocionarla, defenderla, divulgar sus bondades,... era una persona muy completa. Y desde lo personal, estoy convencido que para Agustín la DO León éramos sus hermanos pequeños. Siguió de cerca la evolución de las variedades, vio crecer el albariño en aquella zona (él era un enamorado de esa uva), y las conversaciones que teníamos me ayudaron mucho, era recibir consejos de un número uno. El hecho de estar aquí no sólo es un reto profesional sino también personal por tener que sustituir, en este caso por un triste motivo, a un amigo como era él.

¿Cómo fue el proceso de selección?

Muy profesional. Una empresa contactó conmigo en septiembre y a finales de octubre empezó el trato directo con la DO, con entrevistas en la sede del consejo en Roa, donde más que entrevistas de trabajo fueron charlas con el presidente, director y secretario, a los que conocía desde hace años. En una semana me ofrecieron el cargo, yo lo acepté después de informar al presidente de la DO León, porque se ha hecho con pulcritud, no hubo ningún problema. Pude cerrar el año y dejar preparado lo que iba a ser el 2022 en León antes de incorporarme aquí.

¿Este salto es como pasar de un equipo de segunda división a jugar en la liga de los grandes?

A mí me gusta decir que son dos equipos de primera división pero uno pelea en mitad de la tabla y paso a otro que está peleando por el liderato, si no es el líder. Son dos DO certificadas por ENAC, que es el mayor hito para estos organismos, pero no es comparable el volumen que mueve Ribera del Duero, ni la trascendencia mundial, fruto de los 40 años de historia que este año celebraremos como se merece. Aquí se ha sabido construir una historia verdadera que transmitir al consumidor, unida a la calidad que históricamente ha tenido la zona. Es una percepción que siempre he tenido desde fuera y que, ahora que estoy aquí, lo he visto: la calidad no se negocia. Eso ha ayudado a posicionar Ribera del Duero como uno de los referentes mundiales del vino.

¿Qué diferencias hay entre la DO León y la Ribera del Duero?

Lógicamente, la profesionalización de todos los departamentos. En el departamento técnico de León era yo solamente y aquí paso a trabajar con un grupo humano de nueve personas. Eso te da una idea del volumen y de la magnitud del cambio. Durante esta semana, he abierto diferentes puertas y en todas me he encontrado un perfil profesional: jurídico, marketing, promoción, contabilidad, panel de cata,... Es un grupo totalmente integrado y con un nivel de profesionalización brutal.

¿Qué retos tiene sobre de la mesa?

Tengo la ventaja de que voy a trabajar con el mismo sistema de calificación, lo único que cambian son determinados aspectos particulares de los procedimientos implantados aquí, debidos a la propia idiosincrasia de la DO. Pero la línea de trabajo es muy similar, en ese sentido no me va a costar adaptarme a eso, sino más bien a la velocidad de trabajo que hay aquí porque son más auditorías a realizar en poco tiempo. Y como retos, el primero es estabilizar al consejo regulador en materia de certificación, porque estamos empezando en toda Castilla y León, hemos pasado una auditoría y este año tendremos la segunda. La exigencia aumentará y nosotros tendremos que aumentar el nivel y la estabilidad para tener un área de certificación muy fuerte, que pueda ayudar a las bodegas y agilizar trámites. Es un reto para los consejos reguladores facilitar los trámites a las bodegas para que tengan tiempo para dedicarse a aspectos como el campo o el día a día en las bodegas, para hacer su vino, que es de lo que se trata.

¿Las cifras que definen la DO León son muy distintas a las de Ribera del Duero?

Allí, el número de bodegas estaba en 39 inscritas, 27 certificadas, mientras que aquí superamos las 300, todas ellas certificadas. Si hablamos de vendimia, esta temporada pasada en León se recogieron 2,6 millones de kilos y en volumen de ventas se ha cerrado el año con 2,1 millones de botellas. En Ribera del Duero estamos hablando de 100 millones de botellas, más de 100 millones de kilos de uva en vendimia,...

Más allá de su perfil y cometido profesional, ¿qué tipo de consumidor de vino es?

Haber trabajado en León todos estos años, que es una DO superversátil donde se elaboran blancos, multitud de rosados jóvenes, con fermentación en barrica, con la técnica del madreo que es única de León, y toda la gama de tintos, me ha ayudado a declararme un amante del vino y siempre encuentro un momento para cada vino. No me gusta más uno que otro, soy consumidor de todos ellos, cada uno en su momento, pero los pruebo todos. El año es muy largo y siempre hay ocasión de ver cómo evolucionan las elaboraciones y me gustan todas.