El Plan de Emergencias Municipal de Burgos (Pembur), el documento más importante que posee la ciudad en materia de seguridad y que, entre otros aspectos, determina el modo en que se deben coordinar los servicios de emergencia ante una catástrofe natural, un atentado terrorista, un incendio, una explosión en una fábrica, un vendaval o una nevada, acumula ya más de una década sin revisarse. Y todo ello pese a que el paso del tiempo no solo deja al descubierto el desfase en la descripción de los riesgos a los que se enfrenta la ciudad sino también el incumplimiento de algunos preceptos que el plan se imponía y que o nunca se han cumplido o hace mucho tiempo que se dejaron de cumplir.
Lo primero que cabe decir es que en el propio Pembur se establece que las revisiones ordinarias se deben realizar «con una periodicidad al menos anual» y «de acuerdo con los ejercicios y simulacros que se lleven a cabo». Pues bien, el único simulacro del que se tienen noticias se realizó el 30 de noviembre de 2011, cuando los servicios de emergencia actuaron bajo el supuesto de que se hubieran producido dos explosiones en la gasolinera de la Castellana.
Si algo reitera el Pembur es que al menos una vez al año se tiene que realizar un simulacro en la ciudad y «preferiblemente durante estaciones climáticas distintas». A lo que se añade que «cada tres años, como máximo, se realizará un simulacro nocturno». Y considera este elemento como clave para el aprendizaje y entrenamiento en materia de coordinación y de cara a posibles cambios en cualquier revisión del Plan de Emergencia.
La realidad es que en el equipo de Gobierno, que lleva algo más de 7 meses en el Ejecutivo, son plenamente conscientes de que es urgente revisar el Pembur ya que esta tarea no se realizado desde hace más de una década. La concejala de Seguridad Ciudadana, Blanca Carpintero, avanza que «están trabajando de cara a su actualización e implementación».
Cabe recordar que ese trabajo no lo abordaron las anteriores corporaciones y el único paso dado es el que aparece recogido en el acuerdo de bomberos que se firmó a finales del pasado mandato (consensuado por el PP y el PSOE) y en el que se atribuye a este cuerpo la potestad de revisarlo. Cuando así se le encargue, porque eso todavía no se ha hecho.
El problema viene porque en la actualidad la responsabilidad de la revisión del Pembur recae en el intendente jefe de la Policía Local, que ejerce como director técnico del Plan de Emergencias y por lo que cobra, según fuentes municipales, un complemento mensual de 600 euros.
Pero más allá de esta situación, el Ejecutivo socialista se ha encontrado con que tanto en las altas instancias de la Policía Local como en Bomberos se entiende que deben ser ellos los que asuman el liderazgo del Pembur. Y es en esa tensión latente donde se mueve el equipo de Gobierno, que no quiere herir sensibilidades. Un difícil equilibrio ya que hay que tomar una decisión sobre este liderazgo y porque ya es indisimulable el enfado de la técnico de Protección Civil, muy próxima al intendente de la Policía Local, ha decidido llevar el acuerdo con los bomberos ante los juzgados para intentar frenarlo.
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