La vuelta de los funcionarios acaba con el teletrabajo

H.J.
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Queda un mínimo porcentaje en oficinas y multinacionales dependientes de otras grandes sedes, pero los últimos empleados que estaban en casa han regresado con el inicio del curso

La conexión en remoto desde casa permitió a miles de personas seguir trabajando durante la fase más dura de la pandemia. - Foto: Javier Pozo

Parecía que había llegado para quedarse, que los mecanismos tradicionales de presencia en la oficina iban a cambiar aunque se acabara la pandemia y que muchos podrían trabajar desde su casa, con la ventaja de ahorrarse desplazamientos y con el peligro de convertirse en ermitaños. Pero no.

El teletrabajo no ha cuajado en la cultura laboral de las ciudades de pequeño o mediano tamaño y en el conjunto de la provincia de Burgos está prácticamente desaparecido una vez superada la fase más crítica de la pandemia del coronavirus. Quedan resquicios en grandes multinacionales y entre los funcionarios, y estos últimos cada vez menos a partir del 1 de octubre. Esa es la fecha que ha impuesto el Gobierno para que la Administración General del Estado empiece a recuperar la presencialidad casi al completo. Los empleados públicos tendrán que volver a sus puestos de trabajo físicos y quienes mantengan el teletrabajo solo podrán hacerlo una vez a la semana. En la Subdelegación del Gobierno en Burgos calculan que hasta el 40% de la plantilla podría acogerse a esta medida.

El acuerdo no implica directamente al resto de administraciones, pero marca un camino a seguir por todas ellas. La mayoría, en cualquier caso, ya habían ido recuperando a casi todos sus efectivos a medida que la situación sanitaria iba mejorando y los niveles oficiales de alerta se rebajaban.

Es el caso del Ayuntamiento de Burgos. Ana Sanz, del sindicato CSIF, explica que "cuando pasamos al nivel 1 todo el mundo tuvo que volver, aunque había gente que tenía circunstancias especiales por tener que cuidar a niños o personas mayores, pero ahora queremos negociar un teletrabajo a futuro, no vinculado a la covid sino al avance de la administración electrónica. Lo tenemos prácticamente cerrado, incluso las implicaciones económicas y los medios materiales que necesitarían las personas que teletrabajen, pero nos falta el remate final de las condiciones". Eso saldrá de las conversaciones que mantienen con el área de Personal.

Nadie en la Diputación. Precisamente el responsable de Personal de la Diputación, Lorenzo Rodríguez, ya hizo estos deberes justo antes del verano y dejó negociado el teletrabajo con los sindicatos. Según apunta el también vicepresidente, "el acuerdo consistía en dos días a la semana desde casa, que vamos a mantener aunque el Gobierno lo haya reducido a uno para sus empleados". La concesión o no depende del tipo de puesto de trabajo y de un informe que debe emitir cada jefe de servicio. Pero para sorpresa del propio Rodríguez, desde aquel acuerdo lo han solicitado "cero personas, nadie".

En la Junta de Castilla y León, donde ya existía una cultura del teletrabajo mucho antes de la covid, quedan entre 55 y 60 personas teletrabajando, "pero cada vez hay más presencialidad", añaden desde la Delegación Territorial. Dentro de este colectivo, hay quienes solo se queda en casa un día a la semana, otros van 2 o 3 y también en algunas secciones concretas, donde podía haber más problemas de espacio a la hora de compartir la oficina, la plantilla acude en semanas alternas.

Madrid marca el paso en las grandes empresas. Fuera de la administración, el teletrabajo en la empresa burgalesa está prácticamente anulado. No del todo, pero se ha convertido en algo totalmente residual. "La realidad de las empresas es que todavía queda algún resto de teletrabajo, pero son situaciones muy reducidas y muy marginales. De ahí que estos días, a raíz del inicio del curso escolar, tampoco se haya visto un movimiento especial", dice Íñigo Llarena, responsable del departamento jurídico-laboral de la patronal FAE. El empleo en remoto se mantiene "como un instrumento de conciliación y por razones de operatividad, en los casos en los que a las partes les haya podido interesar".

Apuntan desde FAE que "las multinacionales, por su influencia de la sede central en Madrid donde sí que se ha estado aplicando el teletrabajo prácticamente un año y medio hasta el comienzo de este curso, lo han mantenido en Burgos. La típica delegación con dos o tres personas aquí, que ahora también probablemente se acomodarán a lo que haga su empresa", comenta Llarena.