Las 12 propuestas más realistas contra la despoblación

I.P.
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Una veintena de profesores de la UBU y otras 5 universidades desentrañan en un libro las causas que han llevado a vaciar el medio rural y aportan soluciones

Castil de Carrias es uno de los 25 pueblos desaparecidos en la provincia que se recogen en el prólogo del libro. - Foto: Alberto Rodrigo

"Quien padece el problema de la despoblación son los pequeños municipios, pero la solución no está en sus manos, sino en las administraciones superiores, el Gobierno central y los autónomicos que poco han hecho hasta ahora y que en los últimos años se han puesto las pilas y empiezan a andar". Así explica el profesor de la UBU, Fernando García-Moreno Rodríguez, uno de los puntos débiles del problema de la despoblación, un tema que, reconoce, le apasiona. Tal es así que embarcó a la UBU en una publicación que ha dirigido, que ya está a la venta y que ayer se presentó en la Diputación. Su título: La despoblación del mundo rural, podría resultar poco novedoso si no se completa con el subtitulo: Algunas propuestas (prácticas y realistas) desde los ámbitos jurídico, económico y social para tratar de paliar o revertir tan denostado fenómeno.

Con la participación de 20 profesores de distintos ámbitos, el libro no pretende, dice, ser un trabajo científico, sesudo y academicista sin aplicación práctica, sino todo lo contrario, se trata de analizar exhaustivamente desde los puntos de vista político, jurídico, económico y social el porqué de la despoblación y aportar propuestas lo más realistas posible para dar un giro a la situación o al menos paliar el grave problema que supone que los pueblos y algunas capitales de provincias se vayan despoblando. 

Así, el libro se articula en dos partes. En los cinco primeros capítulos se hace un planteamiento de la cuestión, desde el análisis histórico del éxodo rural a partir del siglo XIX, hasta el económico, analizando los factores que han influido en ello, pasando por los aspectos jurídicos, politológicos y sociológicos que han redundado en esa realidad.

En estos capítulos también se analiza el estado geográfico del país, las zonas superpobladas y las que se han vaciado. A este respecto, los autores convergen en que la implantación de las industrias se llevó de forma irregular a lo largo y ancho del territorio español, con presencia en apenas 2 o 3 ciudades, obligando a los vecinos del resto a desplazarse en busca de trabajo. Y para redundar en esa realidad, a lo largo de las décadas posteriores no se trabajó en buscar ese equilibrio, por lo que la brecha entre unos y otros lugares solo ha ido creciendo.

Como ejemplo contrapuesto se pone el ordenamiento de Alemania, con ciudades de entre 800.000 y el millón de habitantes, "polos de atracción en un territorio relativamente pequeño, mientras que en España, solo Madrid y Barcelona han concentrado todas las oportunidades y la gente, queriendo o no, se ha visto obligada a ir", dice García-Moreno.

Especial atención se presta a las propuestas que los autores plantean para revertir esa situación o mitigarla. Así, se ponen sobre la mesa 12 medidas que, como apunta el director del libro, pasarían por una ordenación territorial equilibrada; flexibilidad urbanística, no exigiendo en los pequeños municipios unas normas similares a las de las ciudades para poder construir; apuesta por el turismo rural y otra variante: un turismo rural imaginativo en el que se aproveche el tirón de las recreaciones históricas, fiestas y festivales; construcción de centrales de biomasa para producir frío y calor; la descentralización de la planta judicial, recuperando juzgados desaparecidos en medianas poblaciones; mayor presencia rural en el Senado; vincular la PAC a la residencia en los pueblos y facilitar el traspaso de las explotaciones agrarias; bonificaciones y exenciones fiscales y potenciar las nuevas tecnologías y el teletrabajo.