l pasado 16 de julio un incendio devoró dos líneas de producción y el tejado de una de las naves de la Fábrica de Mallas Vicario (Famavi) en el polígono de Villalonquéjar. El fuego se llevó por delante, en cuestión de minutos, parte de las instalaciones de esta compañía burgalesa, un imprevisto más en plena pandemia de la COVID-19. Semanas después, representantes de la empresa se reunieron ayer con el delegado de la Junta de Castilla y León en Burgos,Roberto Saiz, así como con su homóloga del Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) para trasladar la situación actual y ver cómo les pueden ayudar para seguir gestionando todos los pedidos.
La reunión, que se prolongó durante varios minutos, finalizó con el encargo por parte de la administración autonómica a Famavi de elaborar un documento técnico en el que se indiquen las necesidades concretas de la entidad de cara a la inclusión en las distintas líneas de financiación que dispone elICE. «Ha sido una primera toma de contacto muy positiva que se repetirá cuando tengan listo el expediente que les hemos requerido», indica Saiz, que recuerda que la Junta ya venía trabajando junto a Famavi en otros proyectos anteriormente. «Nos comprometemos a estudiar las necesidades concretas que puedan demandar para ver cómo encajarlas en las distintas líneas de las que disponemos: la lanzadera empresarial, el ICE...», apunta el delegado de la Junta de Castilla y León en Burgos.
RobertoSaiz urgió a los representantes de Famavi a que elaboren un documento ajustado en el que se precisen todas las necesidades punto por punto. Una vez que los técnicos de la administración regional tenga en su poder el expediente el procedimiento continuará su curso.
un gran susto. El siniestro comenzó sobre las 11 de la mañana en el ala oeste de la planta en forma de ‘T’, la más próxima a la calle Merindad de Castilla la Vieja. Varios empleados de la fábrica notaron un fuerte olor a humo y segundos después se fijaron en que una pequeña columna negra se filtraba desde la parte superior de la fábrica. «Ha sido visto y no visto. Vimos las primeras llamas y empezamos a correr hacia el exterior», comentaban momentos después algunos de los trabajadores que veían cómo el personal de Bomberos trataba de atajar el fuego.
Nada más llegar, los técnicos del servicio municipal de extinción de incendios observaron que el principal foco estaba en la esquina derecha de la nave. Las primeras hipótesis apuntan a que el fuego comenzó en la zona del horno y el secadero, se propagó por el falso techo y se manifestó al exterior por una de las rejillas de ventilación, aunque las causas no están nada claras, según indicó Julio Estébanez, subjefe del cuerpo. La fotografía tras el desastre en el interior de la nave era desoladora. Las chapas de la cubierta amenazaban con caer en cualquier momento, un peligro cada vez más visible a medida que avanzaba la jornada.
A lo largo de la jornada posterior al incendio también se acercaron hasta la nave siniestrada los peritos para intentar esclarecer qué es lo que originó el fuego, si bien todavía no se ha elaborado ningún informe sobre las causas. Durante su intervención, los Bomberos localizaron el principal foco en la zona del horno y secadero, aunque no pudieron determinar qué inició las llamas.