Burgos salva o mejora la vida a 122 personas con 16 donantes

G.G.U.
-

El HUBU cerró 2019 con un descenso de las donaciones del 38%, pero con cero negativas familiares a esta decisión

La médica María Eugenia Perea (izda.) y la enfermera María Amor Hernando son coordinadoras de trasplantes en Burgos. - Foto: Luis López Araico

La generosidad de las 16 personas que, en vida o a través de sus familiares, decidieron donar sus órganos tras su muerte el año pasado en el HUBU ha salvado o mejorado con creces la calidad de vida de otras 122 personas; las que recibieron los pulmones, hígados, riñones, páncreas o algunos de los tejidos extraídos en el complejo asistencial de la capital para ponerlos a disposición de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y enviarlos al hospital con autorización para injertarlos, dado que el HUBU solo es centro receptor.

La Consejería de Sanidad acaba de hacer público el balance de donaciones del 2019, cuando en la provincia se produjo un descenso del 38,5%: se pasó de 26 a 16. O, para ser más exactos, de 25 a 15, dado que en sendos ejercicios hubo una persona que solo cedió tejidos y la ONT no los incluye entre los donantes de órganos. Como suelen explicar las coordinadoras de esta materia en el hospital, la médica intensivista María Eugenia Perea y la enfermera María Amor Hernando, no hay explicación concreta para el descenso: «Simplemente, no ha habido más personas en situación de poder donar». Porque, de hecho, del año pasado también se destaca que no hubo ninguna familia que se negara a aportar a la ONT los órganos sanos de una persona que no había manifestado su voluntad en este sentido antes de fallecer. «Estamos muy contentas», dijo Hernando.

Las coordinadoras no tienen más que palabras de elogio para todos los donantes y familiares, que, en un momento tan duro como es la pérdida de un ser querido, se acuerdan de otras personas y con su generosidad transforman la muerte en vida. Algo que el año pasado fue posible gracias a la extracción de 30 riñones, 13 hígados, 6 pulmones y 3 páncreas. Y en cuanto a tejidos: 30 globos oculares y otros tantos fragmentos óseos, seis segmentos vasculares y cuatro válvulas cardíacas.

El procedimiento es el mismo en todos los casos. Una vez que se detecta un posible candidato a la donación, casi siempre tras un diagnóstico de daño cerebral catastrófico, con clínica de coma y para el que se desestima tratamiento quirúrgico (hemorragias o infartos cerebrales masivos y traumatismos craneoencefálicos) se contacta con Perea y Hernando para saber si el paciente terminal cumple con los requisitos de la ONT.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)