Dragones en la Catedral

JUANJO CALZADA
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Seguimos con el repaso a las reproducciones mitológicas en la Catedral de Burgos

Capilla del Condestable: Dragón-murciélago y el niño contra el dragón.

La Catedral de Burgos posee interesantes reproducciones de dragones, animales mitológicos que al igual que los grifos, como nos apunta Sara Arroyo Cuadra, tienen como origen el águila leontocéfala, pero una evolución distinta. A partir de este animal, símbolo del dios de la tormenta Imdugud, surge el dragón leonino y el serpentiforme, de suerte que poco a poco va tomando en sus formas el camino de los reptiles, llegando a considerarse como la mayor de las serpientes. Fruto de una evolución pasamos de la simple serpiente sin alas ni patas del románico al dragón gótico provisto de escamas, cresta y alas membranosas.

E.J. Ríos en el Bestiario de la Mitología Griega identifica ya al dragón como un reptil gigante con rasgos reales de otros animales, tales como alas y cuernos, o fantásticos, como el aliento de fuego. Si en Oriente los dragones son benignos, en Occidente, malévolos.

La mitología griega nos presenta dragones que terminan siendo vencidos por héroes o dioses: Hércules vence al dragón Ladón que custodiaba el jardín de las Hespérides y a la Hidra de Lerna; Jasón al dragón de la Cólquida que protegía el vellocino de oro; Perseo a Ceto, Apolo a la serpiente Pitón, etc.

Facistol de la capilla de San Enrique: el águila y el basilisco.Facistol de la capilla de San Enrique: el águila y el basilisco.

La iconografía cristiana recoge todas estas fuentes clásicas, a las que suma los textos del Apocalipsis en donde el dragón es el demonio. Ahora los nuevos héroes son los santos, simbolizando el triunfo de la fe sobre el pecado. San Jorge y san Miguel se convierten en los caballeros cristianos que terminarán derrotando también al dragón, símbolo del demonio. Asímismo , san Bartolomé lo tiene atado a sus pies con una cadena, aunque en este caso no haya existido entre ellos un enfrentamiento armado, y santa Margarita también termina dominándolo.

Los dragones de la capilla del Condestable. Son muchas y variadas las representaciones de dragones que se pueden apreciar en la capilla del Condestable, en las cuales el componente reptil tiene gran relevancia.

Algunos dragones muestran en su anatomía la mitad superior del cuerpo como la propia de un murciélago y la inferior de reptil. Su rostro, propio de un animal de presa, aunque se aleja un poco del rostro prototipo del murciélago, puede ser considerado como propio de este animal, acompañado por las típicas alas membranosas de este mamífero. El murciélago es un animal nocturno que pertenece al mundo de las tinieblas, por lo que, como dice Xosé Ramón Mariño en El simbolismo animal, es un emblema de Satán. Su cola de reptil es más propia de cocodrilo que de serpiente, aunque no lleve patas, animal que también es símbolo del demonio. Aparte de la idea del dragón que devora a sus víctimas con la boca, hemos de hacer hincapié, como dice Horapolo en su Hieroglyphica, en el gran poder mortífero de su cola, capaz de golpear con gran fuerza a su víctima o de ahogarla.

El dragón, como símbolo de Satán, continuamente está al acecho. Contamos con bastantes representaciones en las que aparece el hombre luchando contra él. En muchos casos son representaciones de pequeños niños desnudos que se enfrentan a dragones. Simbolizan el alma humana que lucha contra las tentaciones del demonio en su intento por abandonar el pecado. Podemos ver cómo en estas figuras el alma combate al demonio con espadas, lanzas, escudos...
Tenemos representaciones de dragones peleando entre ellos en los que Charbonneau Lassay ha querido ver la pugna entre dragones buenos y malos, mas esta lucha entre el Bien y el Mal podemos verla reflejada mucho mejor en el enfrentamiento del león contra el maligno dragón.

El basilisco. Es el latino Lucano en la Farsalia quien nos dice que de la sangre de Medusa, matada por el héroe Perseo, nacieron todas las serpientes de Libia: el áspid, el amódite, la anfisbena y el basilisco, rey de las serpientes, pues el término basiliskos significa pequeño reyezuelo.

Vive en la Cirenaica en pleno desierto que él mismo ha creado ya que con su mirada resquebraja las rocas y con su aliento quema la vegetación.

En realidad su origen no está en la Antigüedad Clásica, dado que ya se habla de él en el Antiguo Egipto. Gustavo Bueno Sánchez en Ontogenia y filogenia del basilisco afirma que nace del huevo de un ibis. Este pájaro migratorio llega a Egipto con las crecidas del Nilo, por lo que es símbolo de fertilidad, aparte de que limpia las riberas del río de culebras, mas sus huevos, al nacer de ellos el basilisco, traería la época de sequía, razón por la cual los egipcios destruían dichos huevos para evitar funestos nacimientos.

Plinio el Viejo en su Historia Natural lo retrata como un ser malévolo y nocivo para las personas, de tal manera que con su mirada podía matar. José Antonio Molero en El basilisco en la tradición popular hace hincapié en esto último en un intento de explicar su procedencia a partir de las Gorgonas, concretamente de Medusa, pues esta también con su mirada dejaba petrificados a quienes la miraban. Ahora bien, como dice E. J. Ríos en el Bestiario de la mitología griega, del mismo modo que podía matar con su mirada, si se veía reflejado en un espejo podía matarse a sí mismo. No falta la leyenda en la que el gran Alejandro Magno en la India mató un basilisco sirviéndose de un espejo. Una vez más hay relación con Medusa pues Perseo a la hora de darla muerte evitó mirarla directamente utilizando un escudo reflectante.

La Edad Media va a ir enriqueciendo la leyenda del basilisco por medio de los bestiarios medievales, siendo en el siglo XIII cuando se refuerza la idea de que procede del huevo de un gallo empollado por un sapo, consolidándose la imagen de un gallo con cola de reptil.    

Al margen del espejo como medio de enfrentarse a él, si los textos clásicos afirman que sólo puede morir con el canto de un gallo o con el olor de una comadreja, la iconografía cristiana lo asimila con el demonio al que vence Cristo. Las propias Sagradas Escrituras, concretamente el Antiguo Testamento, hablan del basilisco como símbolo del mal, no faltando quien ha interpretado en la serpiente tentadora a Eva a un basilisco.

Una leyenda medieval alude al papa León IV, que se enfrentó victoriosamente a un basilisco que había entrado en la iglesia de Santa Lucía de Roma haciendo la señal de la cruz.

El águila y el basilisco. Carlos Cid en La miniatura del águila y la serpiente en los beatos nos presenta imágenes del águila venciendo  a serpientes. Ya Plinio el Viejo nos comentó este enfrentamiento en la Antigua Roma que la patrística se va a encargar de cristianizar en la Baja Romanidad.

El águila asociada a Zeus/Júpiter fue un símbolo por excelencia de la Antigua Roma. Como atributo del dios más importante se asocia a los emperadores en la idea de que Júpiter los protege, siendo el estandarte por excelencia de sus legiones y formando parte de sus apoteosis. En el arte cristiano el águila, aparte de aludir a San Juan Evangelista, viene a ser imagen del propio Cristo.

Facistol de la capilla de San Enrique. En la capilla funeraria del obispo Enrique Peralta contamos con un facistol de bronce que José Matesanz, en su tesis sobre el barroco en la catedral de Burgos, pone en relación con un dibujo del famoso pintor del renacimiento italiano Tiziano, conservado en el Museo de Bellas Artes de Orleans y reproducido posteriormente en grabados.Vemos en él un águila, cuyas alas desplegadas hacen de atril para las Sagradas Escrituras, sometiendo a un basilisco. La palabra de Dios se impone al Mal, es decir a Satán.

Sepulcro de Gonzalo de Burgos. En este contexto del basilisco como símbolo del mal se le termina por poner como santo y seña de todos aquellos que atacan a nuestra iglesia, caso de los judíos por crucificar a Cristo, de los turcos, etc. Un ejemplo puede ser la pintura de Giovanni Boccati del siglo XV sobre la crucifixión de Cristo en donde podemos ver a sus verdugos con los estandartes del escorpión y del basilisco, símbolos de la muerte.

Piero della Francesca pintó en 1456 La victoria de Constantino para la iglesia de los franciscanos de Arezzo. Las tropas de Constantino, con el estandarte del águila, derrotan en el puente Milvio a las de Majencio que llevan como seña de identidad el basilisco. El gran defensor de los cristianos, que mediante el Edicto de Milán en el 313 prohíbe la persecución contra ellos y al final de su vida se bautiza, aparte de financiar basílicas paleocristianas, ha triunfado sobre un Majencio que se dedicó a perseguir a nuestra iglesia y que, según algunas fuentes, decretó el martirio de cristianos como santa Catalina.

En el claustro catedralicio  tenemos el sepulcro de Gonzalo de Burgos con el tema de la Resurrección de Cristo. Uno de los soldados que vigilan el sepulcro aparece con un escudo decorado con dos dragones. El dragón tiene el mismo simbolismo que el basilisco, es más, este último está considerado también como un dragón. Cristo sale victorioso del sepulcro ante lo que nada pueden hacer los paganos que lo vigilan.