La CHD no permitirá áreas infantiles ni deportivas en el río

R. PÉREZ BARREDO
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La propuesta de Cs y PSOE de intervenir en las riberas del Arlanzón haría un profundo daño a la biodiversidad del río, según los expertos

Panorámica del río a su paso por el centro de la ciudad. - Foto: Valdivielso

Podría calificarse de muchas maneras: delirio, barbaridad, sanjuanada... Llámenlo como quieran. La propuesta de Ciudadanos -también asumida por el PSOE- para las riberas del Arlanzón a su paso por la ciudad -un plan que se ha dado en llamar Burgos Río y que contemplaría, entre otras cosas, la creación de áreas deportivas en la vega del cauce, desde pistas de tenis y pádel a campos de fútbol, pasando por parques infantiles y áreas de patinaje y otros deportes sobre ruedas- constituye una contradicción en varios sentidos. El primero, en el propio seno del partido naranja: hace apenas dos años, Cs elevó una propuesta a las Cortes instando al diseño de un plan director que redundara, esencialmente, «en una mayor naturalización» del trazado urbano del Arlanzón, esto es, en abundar aún más si cabe en mejorar su espléndido estado actual: no en vano las riberas del Arlanzón en su trazado urbano han sido y siguen siendo modelo de integración para otras ciudades.

Pero hay más, claro. Sus impulsores desconocen que jamás dará luz verde la Confederación Hidrográfica del Duero (ni de otra otra cuenca fluvial) a la instalación en zonas inundables en caso de riadas de elementos de la índole de los citados, tal y como han confirmado a este periódico fuentes de este organismo. Por ley. Estamos, pues, ante un brindis al sol. O ante una solemne sandez. O de un disparate olímpico, impropio de quienes debieran tener conocimiento, razones y argumentos para contribuir al futuro de una ciudad. Quizás convenga hace memoria y recordar que el río Arlanzón tiene un plan director desde el año 1993, siendo alcalde Valentín Niño. Un plan que diseñaron al alimón el Ayuntamiento y la Junta de Castilla y León.

Un plan que contemplaba el respeto a la vegetación en zonas concretas -que parcialmente se ha ido cumpliendo- para mantener la vida silvestre, en especial en dos zonas concretas, la de El Plantío y el paseo de la Isla, motivo por el que esa vegetación, con sus estupendos zarzales que son refugio de numerosa fauna, está sin cortar. Por otro lado, se delimita la siega en la zona de ribera al tramo más céntrico, que es el que ofrece hoy uno de los mejores paseos de la ciudad.  «En Burgos hemos sido pioneros en esto de naturalizar ríos. Incluso en varias publicaciones es un ejemplo. Sí es verdad que se rectificó el cauce y que ahora se puede barajar dejar que el río haga meandros o buscar soluciones para que tenga distintas velocidades, pero tiene su complicación, aunque no sea imposible», explica Miguel Ángel Pinto, director de las Aulas de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos y uno de los principales conocedores del río y defensor de su estado actual.«Esa propuesta ni tiene sentido y es ridícula. Más aún cuando el Ayuntamiento ya tiene un documento, una herramienta que lo regula y que es muy buena, porque limita los usos de las riberas del río en aras a la conservación», subraya.

Se refiere Pinto a que en el año 2016 el Ayuntamiento planteó la redacción de un nuevo Plan Director sobre el Arlanzón a su paso Burgos, que se aprobó en marzo del pasado año. Se trata de un estudio pormenorizado que actualiza el de 1993. «Este plan de manejo identifica las propuestas de mejora e intervención que se necesitan, establece los criterios, pautas y directrices de mantenimiento a seguir en la restauración o mejora ambiental y se establecen los usos permitidos, desaconsejables o prohibidos», subraya Pinto.

Para Luis Marcos, director de UBUverde (oficina universitaria que promueve el desarrollo de proyectos y acciones en el ámbito de la gestión y sostenibilidad, educación y voluntariado ambiental), «la propuesta del equipo de gobierno municipal, a instancias de Ciudadanos, de una drástica intervención en las riberas del río Arlanzón a su paso por la ciudad, y para cual ya se han asignado partidas en el futuro presupuesto municipal, es un iniciativa extraordinariamente dañina para uno de los espacios naturales urbanos más valiosos de la ciudad, al tiempo que uno de los más vulnerables».

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