Adiós a las fosas sépticas

B.G.R.
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Los investigadores de la UBU Victorino Díez y Cipriano Ramos están detrás de un nuevo concepto de depuradora para pueblos con menos de 500 habitantes

Díez (i) y Ramos, en el laboratorio donde se encuentra el sistema de depuración ya patentado. - Foto: Valdivielso

De la necesidad surge la idea. Así fue como Cipriano Ramos y Victorino Díez, junto a sus compañeros Daniel Ezquerra y José María Cámara, iniciaron hace tres años un camino para buscar soluciones de tratamiento de las aguas residuales en poblaciones de menos de 500 habitantes, donde abundan las fosas sépticas, inutilizadas en muchos casos por la falta de mantenimiento. Con el objetivo de reducir al máximo la contaminación de los vertidos y su experiencia en la investigación de este campo, plantearon un idea con la que superar el primer y gran escollo, que no es otro que el económico, dado que estas localidades carecen de recursos para poder instalar una depuradora como las que existen en grandes municipios.

Su invención pasó una criba inicial al ser seleccionada por la Fundación General de la Universidad de Burgos dentro de la convocatoria Prueba-Concepto, con la que podían dar el salto para diseñar una planta de residuos piloto. «El sistema funcionó bien en el laboratorio», señala Ramos. A partir de ese momento, dos pueblos se pusieron en contacto con los investigadores de la Facultad de Ciencias, Arroyo de Valdivielso y Los Ausines, que hoy en día cuenta con la primera instalación en funcionamiento.

Ramos y Díez, del área de Biotecnología Ambiental Aplicada, que pertenece al grupo de investigación de Biotecnología Industrial y Medioambiental, explican los detalles de este proyecto, que solicitaron patentar en 2020 al considerar que su idea era susceptible de apropiación ajena, obteniendo el visto bueno en noviembre del año pasado. «Se trata de una planta accesible para estos pueblos en lo que a coste económico se refiere, competitiva respecto a otros métodos convencionales ya establecidos, con poco mantenimiento y que cumple los requisitos de la normativa de residuos», manifiestan.

Estas ventajas hacen competitiva una idea que consiste en la excavación de pozos en la tierra donde se colocan anillos de hormigón que están interconectados y por los que va pasando el agua. «Mediante un proceso biológico los microorganismos existentes van descomponiendo los contaminantes de las aguas urbanas», señalan.

No tardaron en ver las oportunidades que brinda su idea, con un mercado potencial tanto en Burgos, donde 300 pueblos cuentan con menos de 500 habitantes, como en Castilla y León. Por este motivo, el siguiente paso que han dado iniciar la constitución de una empresa con el fin de ocuparse de toda la parte del proceso sin que para ello tengan que acudir a compañías externas. Disponen de una ayuda de 10.000 euros como inversión inicial después haber ganado el concurso campus emprendedor promovido por la Junta, la instituciones académicas de la región y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).