Promesa de futuro con gran presente

R.C.G.
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Adriana Nanclares, portera mirandesa de la Real Sociedad, cumplirá en los próximos días 18 años. Esta temporada ha debutado en Primera y ha sido convocada con la selección española sub 20

Adriana Nanclares, portera mirandesa de la Real Sociedad.

Las niñas de Miranda ahora ya no se fijan en Sandra Paños o en David de Gea. Todas quieren ser como Adriana Nanclares. La portera de la Real Sociedad es un referente para las que están dando sus primeros pasos en este deporte a pesar de que ella aún se sonroja un poco cuando alguien la reconoce por la calle. Es normal, porque todavía le quedan unos días para cumplir los 18 años, aunque esta temporada ha sido como un curso acelerado de madurez.

El sueño de ser futbolista se vio cumplido el pasado verano con el ascenso definitivo al primer equipo de la Real Sociedad, pero desde entonces los hechos se han ido precipitando más rápido de lo que la propia portera mirandesa esperaba, ya que sin tiempo para asimilar el salto, le tocó debutar en Primera por la lesión de su compañera.

Nanclares ha respondido en los seis encuentros que le ha tocado jugar bajo los palos txuri urdin y la guinda la han puesto las convocatorias con las categorías inferiores de la selección. Sin embargo, ella no tiene prisa ni se deja deslumbrar por el éxito. Ha trabajado duro para llegar a la elite pero sabe que lo más complicado es asentarse. "Mi proceso de formación todavía no ha finalizado, me quedan un par de años más para seguir aprendiendo y ganar experiencia si quiero competir realmente por el puesto en Primera", asegura.

Consciente de que desbancar a Mariasun Quiñones es complicado, disfruta de poder entrenar con la meta internacional y trata de devolver la confianza que Gonzalo Arconada ha depositado en ella a pesar de su juventud.

El parón decretado por el coronavirus ha supuesto un frenazo a su progresión, pero sobre todo deja muy tocado al fútbol femenino justo en el momento en el que comenzaba a despegar. La vuelta de la Liga masculina se ha convertido se ha convertido casi en una cuestión de Estado pero poco se habla de las competiciones de mujeres. Con los ingresos televisivos en el aire, ya hay plantillas que han tenido que acogerse a un ERTE.

Uno de los temores es que la pandemia suponga un retroceso en los enormes pasos que se han dado en los últimos tiempos para reducir la brecha de género. "Lo que importa ahora es la salud pero si vuelven los chicos lo lógico sería que también volviéramos a competir nosotras", confía Nanclares, quien pasa la cuarentena entrenando en su casa a la espera de noticias.

Hasta la crisis del coronavirus, a la portera mirandesa le había tocado vivir una época relativamente dorada en el fútbol femenino: partidos televisados, aumento notable en el número de espectadores y el primer convenio colectivo firmado apenas un mes antes de la crisis sanitaria.

Nanclares es consciente de que lo mucho que han luchado algunas de sus compañeras fuera de los terrenos de juego para allanar el camino. Por eso en el vestuario escucha con atención a las veteranas. "Me dan muchos consejos y cuando te cuentan cómo eran las cosas hace no muchos años, te haces una idea de todo lo que han tenido que pasar para conseguir que hoy podamos sentirnos futbolistas, con todos nuestros derechos, que al final es lo que reclamamos". Por este motivo, a pesar de la incertidumbre generalizada que se cierne sobre el mundo del deporte, tiene claro que el fútbol femenino ha iniciado un camino que "ya es imparable".

El aspecto negativo de la profesionalización es que ha profundizado la brecha entre los clubes por la diferencia presupuestaria. Nanclares lo ha sufrido en carne propia ya que estuvo en el banquillo en la histórica goleada (10-1) del Barcelona a la Real Sociedad en la Supercopa. "Fue un palo muy duro para todas por la repercusión que tuvo a nivel mediático pero a la larga nos ha unido más como equipo".

La portera mirandesa considera que esa desigualdad deportiva entre los grandes y el resto es un mal menor para que el fútbol femenino siga mejorando. "Los que más dinero tienen van a fichar a las mejores del mundo pero eso también nos tiene que hacer crecer a nosotras. Además esa diferencia se verá sobre todo en los primeros años porque luego todos los clubes se irán equiparando".