Concretan los efectos del cambio climático en la provincia

H.J.
-

La Agencia Europea de Medio Ambiente calcula de aquí a 2100 un 40% más riesgo de fuego en Las Merindades o La Demanda y alerta de inundaciones invernales

El desbordamiento de ríos (en la foto, el Arlanzón junto al Complejo de Caballería) sería cada vez más frecuente - Foto: VALDIVIELSO

El calentamiento global llega con muy malas noticias para la provincia de Burgos, una de las más afectadas de España por el cambio climático por estar a caballo entre las zonas de influencia climática mediterránea y atlántica.

Así lo reflejan los mapas hechos públicos en un nuevo portal de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que con datos de la plataforma tecnológica Esri ha lanzado una ingente cantidad de gráficos y previsiones realizadas hasta final de este siglo. En ellas se barajan distintos parámetros de medición y también diferentes escenarios de control de las emisiones de gases contaminantes. Su reducción podría ayudar a paliar los efectos del cambio climático, aunque en ningún caso frenaría por completo.

En el caso del territorio burgalés, el dato que más llama la atención por su evolución muy negativa es el incremento del 40% en el riesgo de sufrir incendios forestales que afectaría a todo el extremo norte y a una pequeña parte de la sierra de la Demanda en el peor escenario de altas emisiones y para el año 2100. Toda la franja cantábrica, exceptuando un estrecho corredor pegado al mar, se enfrenta a un riesgo similar que amenaza a toda la España verde, desde el norte de Navarra hasta Galicia.

Volviendo a nuestra provincia, no solo Las Merindades o la zona de La Lora resultarían afectadas, sino que en un escalón algo inferior, con un 30% más de riesgo, hallaríamos al resto de la mitad norte y no bajaría del 10% en la ribera del Duero. Y aun siendo más optimistas, con emisiones bajas, el peligro seguiría incrementándose en toda la provincia aunque únicamente entre un 5 y un 10%.

El calentamiento del planeta se traduciría también en más episodios de sequía y aquí la Península Ibérica sale especialmente mal parada, hasta el punto de contar con un apartado específico en los estudios de la Agencia Europea. Todo el territorio peninsular se enfrenta al reto de la desertificación y Burgos no se escapa a la tendencia. Para un periodo de 30 años, se estima que habrá entre 2 y 2,5 más episodios secos en toda la mitad norte, desde la capital hasta el límite con Cantabria y el País Vasco. La franja central se libra un poco más, pues tendría de 0,5 a 1 sequías más cada tres décadas, mientras que en el sur el riesgo se vuelve a incrementar hasta la horquilla de 1,5-2.

Eso en el peor escenario, mientras que las previsiones más optimistas de control de los gases de efecto invernadero sitúan a toda la provincia en un incremento de sequías de 1 a 1,5 excepto en el extremo noroeste, por la zona de los páramos, donde vuelve a aparecer un color más oscuro que revela un riesgo de 1,5 a 2.

Más inundaciones. Paradójicamente, y siempre según las previsiones de estos estudios, el cambio climático no solo vendría acompañado de sequedad y fuegos, sino también de episodios de lluvias torrenciales que por estas latitudes acaban traduciéndose en muchas ocasiones en desbordamiento de ríos, inundaciones de zonas habitadas y pérdidas de cosechas.

Aquí la AEMA hace una distinción entre previsiones para el verano y el invierno, y fija el horizonte en 2070, así que hablamos de un horizonte de 50 años. En el territorio burgalés, el mayor riesgo se localiza en la franja oeste de la provincia y en el periodo invernal. El límite con las provincias de Palencia y Valladolid, precisamente donde serpentean los cursos bajos de los ríos Arlanza y Arlanzón, se enfrentan a un peligro de incremento del 25% en los episodios de lluvias torrenciales, mientras que el porcentaje disminuye hasta el 5-15% en casi todo el resto de la Cabeza de Castilla, puesto que el extremo norte se libra en esta ocasión y para él se prevé un escenario de estabilidad en estas precipitaciones intensas.

Sin embargo, durante el verano la zona septentrional experimentaría descensos de hasta el 15% en las lluvias, lo mismo que en La Demanda. Por el contrario, los extremos oeste y sur presentan manchas de incremento de un 5%, lo que previsiblemente vendría dado por la aparición de tormentas estivales.

Al menos la provincia de Burgos se libra de los peligros derivados del aumento del nivel del mar. Para todo el Viejo Continente se calcula que el número de personas expuestas a riesgo de inundaciones costeras podría pasar de 102.000 a 3,65 millones, y las pérdidas anuales para las 17 principales ciudades costeras europeas, entre ellas Barcelona, podrían alcanzar los 1.000 millones de euros en 2030.