De lunas, cartas y otras emociones

A.S.R
-

Los emisarios reales amplían su presencia en la ciudad para recibir a cuantos más niños mejor pese a los reducidos aforos. Su visita está siendo todo un éxito, con todas las entradas agotadas

De lunas, cartas y otras emociones - Foto: Alberto Rodrigo

Con dos palmos de narices se quedaron un papá y su vástago cuando, a las puertas del Salón Rojo, Taumante (Tati Sastre) le indicó que se habían agotado todas las entradas para todas las audiencias que los emisarios de los Reyes Magos brindan estos días a orillas del Arlanzón para conocer los deseos de los niños y recoger sus cartas en los buzones reales. «El próximo año hay que estar más al loro», recomendó la divertida paje de Quimera con su acento de otras latitudes antes de dar la bienvenida a todos los afortunados que sí aireaban su invitación en la mano. Cosas de la pandemia. Ni la magia de sus Majestades de Oriente es tan poderosa para sortear las medidas de seguridad contra la covid. Están muy, pero que muy presentes en los tres espacios que ocupan. Un aforo reducidísimo, toma de temperatura, distancia de dos metros entre cada núcleo familiar, mascarilla obligatoria, un producto mágico con un parecido razonable al gel hidroalcohólico... Nada de la algarabía y las aglomeraciones de años anteriores. La recepción pierde algunas cosas, pero mantiene el mismo encanto de siempre. Los nervios en todos, la curiosidad y expectación en los primerizos, las cosquillas en los veteranos... 

Pasada revista, cada familia accede a un siempre elegante pero solo ahora mágico y real Salón Rojo, ocupa sus sillas, aprende el ya tradicional saludo regio y se maravilla cuando entra en la sala Quimera (Paloma Fernández Yllana) con algo brillante en la mano... La luna vino a la fragua / con su polisón de nardos. / El niño la mira mira. / El niño la está mirando... 

Media hora da para emociones a flor de piel, risas con los rifirrafes entre la emisaria y la revoltosa paje, tiempo para saber de la cuitas de cada niño y adentrarse en sus sueños, jugar con las palabras, echar la carta al buzón real... y saber que este año todas las casas recibirán tres presentes extras: salud, bienestar y esperanza. 

A la misma hora, en la Casa de Cultura de Gamonal, Amón (José Cartón), enviado de Baltasar, junto a su paje Nut (Alicia Benito), recita los mismos versos de Lorca, conoce los regalos que pequeños y grandes esperan hallar en sus zapatos la noche del 6 de enero, descubre cuántos se han portado regular...

No hay dos sin tres. Y al mismo tiempo se abren las puertas del Teatro Clunia, que este año estrena su escenario como espacio real, para que irrumpa otro puñado de niños y se conviertan en personajes de un espectáculo siempre ilusionante, con un guion similar, anécdotas, curiosidades y chascarrillos propios de cada reino aparte, con Nayakán (Ori Esteban), emisaria del Rey Gaspar, y su ayudante, Samali (David Santamaría). 

«Los ves con esas caras de creérselo todo, tan maravillados, tan ilusionados... Es una experiencia súper chula», ilustra Nayakán entre pase y pase (hacen 10 al día, les quedan el 2 y 3 de enero), a quien le gusta implicar a los papás. «Hay que seguir cuidando y cultivando al niño que llevamos dentro porque a veces se nos olvida cuando cumplimos años», suelta y confiesa que, al final, siempre ve esa chispa en los ojos de todos.