Bañuelos:"El toro es patrimonio cultural y debe ser ayudado"

R.P.B.
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Con varias ferias aplazadas y un más que incierto futuro, el ganadero burgalés Antonio Bañuelos reclama apoyo para un sector que, defiende, debe ser objeto de la misma consideración que otras actividades culturales

Bañuelos:"El toro es patrimonio cultural y debe ser ayudado" - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Está el campo precioso. Las reses pastan tranquilas, a lo lejos, sobre un impresionante manto de margaritas que podría llegar a confundirse con nieve. Ajenos al fin del mundo, los toros del frío exhiben su poderosa anatomía cuando corretean o levantan la cara o porfían entre sí por dominar la manada. Pero el hombre que soñó con todo ello está inquieto, preocupado. Por encima de todo, por la salud que está poniendo en jaque a la sociedad. Pero inevitablemente también por su modo de vida. Ya se han cancelado varios festejos en los que estaba programado su hierro, en Francia y Madrid. Y las perspectivas no son nada halagüeñas. «La situación es muy preocupante para nuestro sector, que es estacional.Empieza en San José y acaba en El Pilar. Entre octubre y marzo no hay ingresos, pero hay un mantenimiento y una evolución en el cuidado del toro para el momento de la lidia. Este invierno ha sido benévolo y eso ha ayudado a que los toros se hayan hecho y rematado mejor. El problema es que tendrían que estar ya lidiándose y no va a ser posible», explica el ganadero Antonio Bañuelos.
Esto, claro, afecta a la sostenibilidad económica. Es por ello que los ganaderos se han dirigido a diferentes ministerios para que sean incluidos en las ayudas. «Somos un espectáculo más que debe ser protegido y subvencionado.La tauromaquia es el segundo ingresador de IVA en el país con más de 100 millones de euros en el último ejercicio», apunta Bañuelos. A los ministerio de Cultura yDeporte, Agricultura y Transición Ecológica les han solicitado ayuda para paliar las pérdidas económicas por la crisis sanitaria y poder reactivar el sector. Entienden los ganaderos de bravo que se debe salvaguardar el patrimonio genético y medioambiental que representan estas ganaderías. Defienden que la crianza de bravo también está reconocida como Patrimonio Cultural y que, por tanto, debe ser objeto de la misma consideración y tratamiento que el resto de actividades culturales afectadas por esta excepcional situación.
Subrayan, además, que la ganadería de toros de lidia genera empleo verde y economía sostenible, y contribuye a la fijación de tejido rural, especialmente en aquellas zonas más deprimidas y despobladas del país.

 

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