Junto a la fuente de la que en San Pedro manan peces que se pueden pescar brotan estos días unas figuras de colores que por su gama cromática dejan con la boca abierta a los más pequeños, mientras los grandes ponen cara de sorpresa intentando descifrar lo que ven. Los hay que describen flores, árboles con pinchos, pequeñas antorchas, o setas habitadas como las de David El Gnomo. O también puede tratarse de un paseo por el subconsciente de Mero, que sueña con nuevos juegos para poner en práctica en las próximas fiestas. Lo que nadie duda a estas alturas es que se trata de un jardín que incita a fantasear, porque son muchas las generaciones que ya asocian ese espacio con una zona de juegos que abre en periodo vacacional.  

Todas estas plantas -o lo que sean- que florecen en la parte alta del Doctor Vara conforman un Jardín Extra concebido como «un parque gigante hinchable». En la zona de abajo hay una decena de enormes seres luminosos de formas singulares que Picto Facto define como Billevesées, «palabra francesa muy antigua que significa disparate, tontería o sin sentido», detalla Louise Blanchard, miembro de la compañía que participó en la Noche Blanca de 2010 instalando éstas y otras piezas similares en el Castillo.

Los sueños de Mero están hechos del material que se usa para los globos aerostáticos, mientras que el armazón es de madera (parte baja) y metal. Para que permanezcan erguidos tienen en su interior un ventilador similar al de los ordenadores aunque más grande.
La intervención paisajística que Festejos ha denominado El parque inventado permite pasear entre las telas hinchadas, sentarse en sus bancos o utilizarlo para apoyar una bebida. «En definitiva son decoraciones urbanas que buscan traer color, juego y un poco de fiesta al mobiliario y los espacios cotidianos», añade Blanchard. 
La compañía cierra la instalación esta tarde, a las 21.30 horas, porque ha de preparar el pasacalles Biscornu, que lleva cantante y bailarina, con el que desfilarán mañana en la cabalgata.