Equinoterapia: el poder de la naturaleza en la mente

J. ORTEGA
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Adriana, una niña mirandesa con discapacidad intelectual, «es otra» cuando monta a Zafiro, uno de los animales de la asociación El Caballo Mi Pilar, que fomenta las relaciones con caballos para tratar diversas dolencias, enfermedades y hasta traumas

Adriana cabalga con Zafiro ante la atenta mirada de Javier Montoya, presidente de la asociación El Caballo Mi Pilar. - Foto: J. Ortega

Muchas veces, la conexión que podemos lograr con un animal no se parece en nada en lo vivido anteriormente con seres humanos, de nuestra misma raza. Los animales no nos juzgan, no les importa de dónde venimos o qué hemos hecho... y eso les convierte en un catalizador perfecto para superar nuestras propias barreras, ya sean reales o impuestas por nuestro propio subconsciente.

La asociación El Caballo Mi Pilar, especializada en distintos tratamientos con estos animales como eje central, lleva varios meses desarrollando la equinoterapia como tratamiento para personas «con problemas de autoestima, ansiedad, depresión», entre muchas otras dolencias tanto físicas como, sobre todo, psicológicas, según comenta Javier Montoya, propietario de una cuadra en la localidad de Suzana. Javier lleva toda una vida dedicada a los caballos y ya hace varios años que descubrió las capacidades de estos seres para tratar diferentes dolencias y discapacidades cuando trabajó la equinoterapia con la asociación mirandesa Aspodemi.

Adriana, que es una niña mirandesa con una discapacidad intelectual  y la protagonista absoluta de estas páginas (con permiso de los caballos), es una clara prueba de la capacidad de estos animales por sacar lo mejor de nosotros. Al montarse en Zafiro, el caballo con el que siempre comparte estos momentos, «parece otra», tal y como comentan sus propios padres. La tensión, el nerviosismo y la hiperactividad desaparecen por completo una vez que se sienta sobre la montura: «El caballo es uno de los animales más nobles, pero para saber llevarlo hay que controlar la situación. Cuando trabajé con Aspodemi descubrí lo bien que venía la equinoterapia a niños con necesidades especiales y prueba de ello es Adriana, que parece otra cuando monta a Zafiro», explica Javier Montoya.

Los iluminados ojos que muestran sus padres, Emilio y Cristina, al verla montar son un claro reflejo de lo que se consigue con la equinoterapia: Sacar lo mejor de cada uno mediante la conexión casi mística con los animales. «Esto le ayuda especialmente en la capacidad de concentración y a la hora de relajarse, aunque también ayuda a mejorar el equilibrio y la postura, ya que ella tiene problemas en el talón de Aquiles», comenta su madre al ser cuestionada por los beneficios que ve en esta terapia. Hablan con una sonrisa en la boca de cómo Adriana ha conformado una conexión especial con este animal que la hace sentirse «ella con Zafiro se siente muy comprendida, como una igual, porque el caballo no le juzga en ningún momento, como sí hacemos las personas», añade Cristina.

Cuando se les pregunta por lo que sienten al ver a su niña controlando así la situación, la palabra «satisfacción» es la que primero sale de su boca: «Sentimos mucha satisfacción, la verdad. Desde el tiempo que pasamos en casa, el colegio o las actividades que realizamos a veces nos cuesta mucho reconducir su comportamiento por todo el movimiento que necesita, entonces verla así nos satisface muchísimo porque ves que ella puede controlar la situación y no ser tan impulsiva. Además, esta terapia le sirve incluso para mejorar mucho sus relaciones y reacciones en el día a día, por lo que los beneficios van mucho más allá del rato que está montando al caballo», declaran los padres.

Por otra parte, Abigail y Laura, que forman parte de esta bonita asociación, también son una muestra de la capacidad de estos animales por ayudarnos a superar diferentes traumas y situaciones. En el caso de la primera, los problemas de ansiedad y los ataques de pánico lastraron su vida, hasta que conoció la equinoterapia: «Javi me ha ayudado mucho y estar con caballos me ha venido realmente bien para tratarme. Cuando vi los beneficios que traían estos animales, decidimos montar la asociación para ayudar a más gente». En el caso de Laura, una caída cuando era niña hizo que dejara de montar, actividad que había estado presente durante toda su vida, pero pudo superarlo: «Javi me ayudó a retomar la que es mi gran pasión», relata. 

La asociación El Caballo Mi Pilar busca fomentar el uso de animales para el tratamiento de personas de cualquier edad y con prácticamente cualquier dolencia psicológica, generando así un amor por los animales y la naturaleza que puede traer grandes beneficios a nuestras vidas.