Fuente Bermeja no se decide a usar el piso que explotó

F.L.D.
-

El seguro de la comunidad y el del resto de los vecinos se hicieron cargo de la reforma del piso propiedad del Complejo Asistencial. Un joven de 29 años murió en la deflagración

Policías nacionales de la Científica y bomberos examinan el piso que explotó hace un año. - Foto: Alberto Rodrigo

Ha pasado poco más de un año desde la explosión de un piso propiedad de Fuente Bermeja que segó la vida de Roberto González, un joven de 29 años que residía en la vivienda situada en el número 4 de la calle Modesto Ciruelos, en la barriada San Juan Bautista. Fue el 12 de febrero de 2019, sobre las 11.30 de la mañana, cuando un estruendo rompió la paz de vecinos y paseantes de la zona. En ese mismo edificio, asociaciones como Prosame, Aspanias y Apace tenían también domicilios tutelados. Todos ellos tuvieron que ser realojados mientras duraron las obras de reforma. A día de hoy han vuelto a prestar servicio, salvo los que pertenecen a la residencia psiquiátrica. Desde el Complejo Asistencial no se deciden a retomar su uso tras aquel terrible accidente.

Unos días después de lo ocurrido, los vecinos cubrieron la fachada del edificio con una lona y comenzaron a establecer contactos con las aseguradoras para que se hicieran cargo de los desperfectos. Finalmente, la póliza contratada por la comunidad se ocupó del 50% de las obras y las de cada uno de los propietarios de la otra mitad. En apenas unos meses, tanto los residentes de los pisos tutelados de las asociaciones que ocupaban los tres pisos superiores, como los particulares, cuyos domicilios se encuentran en el bajo, pudieron volver a sus casas. 

Mientras, en Fuente Bermeja no han terminado de decidir qué hacer exactamente con estos pisos que tienen en propiedad. Desde el Complejo Asistencial se presentó hace unos meses un proyecto en el que se planteaba la posibilidad de que fueran asociaciones las que se encargaran de gestionarlos y dar servicio a pacientes de esta residencia psiquiártrica. Sin embargo, la Junta de Castilla y León no ha dado una respuesta a esta idea y el asunto sigue parado. 

Cabe recordar que en el piso siniestrado vivían otras dos personas además del fallecido por la deflagración. Todos ellos participaban en un tratamiento comunitario que seguían pacientes que llevaban un tiempo estables y que desarrollaban una vida muy similar a la de un domicilio propio. No obstante, eran sometidos semanalmente a evaluaciones de seguimiento.

En el momento de la explosión, Roberto González se encontraba solo en la vivienda. Las primeras investigaciones apuntaron a un escape de gas como principal hipótesis. De hecho, muchos vecinos aseguraron que la instalación no estaba en muy buenas condiciones, algo que más tarde negó la Administración de Fincas, ya que había pasado todas las revisiones pertinentes.

Las investigaciones posteriores realizadas por especialistas en incendios de la Policía Nacional apuntaban a la manipulación de gasolina como principal causa de la explosión.