La eterna juventud de Miraveche

R.C.G.
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Concepción Campo, nacida y residente casi toda su vida en el pueblo, acaba de cumplir 104 años. Su hermana falleció con dos más

Concepción vive actualmente en la residencia de Trespaderne. - Foto: DB

Cuando Concepción Campo vino al mundo, éste se encontraba en plena guerra. En su juventud fue España la que se desangró entre las bombas y después se fueron sucediendo el segundo enfrentamiento bélico global, la dictadura, el regreso a la democracia, la llegada del hombre a la Luna o la caída del muro de Berlín. Y cuando Concepción pensaba que ya lo había visto todo, ha llegado la pandemia del coronavirus. 

Y es que a sus 104 años, esta burgalesa ha sido testigo directo de todos los acontecimientos del último siglo desde su Miraveche natal, pueblo en  el que ha residido siempre. 

Concepción, la menor de cinco hermanos de los cuales solo uno era varón, ha dedicado su vida a las tareas del campo. En su memoria se agolpan los recuerdos de aquellas tardes de verano en el pueblo, en las que al finalizar la faena de labranza, la gente se juntaba para charlar en las inmediaciones de la plaza. También los escarceos amorosos en las fiestas y las triquiñuelas para poder entrar a los locales de baile antes de cumplir la edad permitida. 

En su casa, la agricultura fue la principal fuente de ingresos aunque la economía doméstica se completaba con alguna cabeza de ganado. «Teníamos vacas y bueyes que pastoreaba un vecino del pueblo», rememora desde la residencia Virgen del Carmen de Trespaderne en la que vive desde hace ocho años. En ella también vivió su hermana Secundina, que falleció con 106 años. «¿El secreto para vivir tanto? Ser feliz y no hacer daño a nadie», afirma Concepción. Eso y una buena taza de café, «que me recuerda al de puchero que hacía mi madre».