La Guardia Civil pierde 120 efectivos y la Policía gana 11

H.J.
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El balance de la última década entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado deja mal parada a la Benemérita, mientras el organismo policial ha logrado recuperarse tras tocar suelo en 2017

La Guardia Civil pierde 120 efectivos y la Policía gana 11 - Foto: Rueda Villaverde

No conocemos todavía cuáles serán los efectos de la crisis económica que está por venir tras la pandemia del coronavirus, pero sabemos que todavía quedan rescoldos del destrozo iniciado en 2008, y uno es la dotación de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Burgos. Sumando los hombres y mujeres que trabajan en la Guardia Civil y la Policía Nacional, en 2010 había un total de 1.300 personas destinadas en la provincia de Burgos mientras que 2019 se cerró con 1.189. Se trata de un descenso de 111 efectivos, lo que supone un 8,53 por ciento.

Los datos con fecha 30 de enero pertenecen a la respuesta ofrecida por el Gobierno al diputado del PNV Mikel Legarda, quien registró una pregunta escrita en el Congreso de los Diputados para conocer los datos de todas las provincias españolas.

El cuadro hecho público por el Legislativo permite comprobar la evolución año a año de los «efectivos disponibles». Y en él se refleja cómo a pesar de una tímida recuperación en los últimos años que ha llegado por parte del Cuerpo Nacional de Policía, el conjunto de ambos cuerpos arroja un balance deficitario con una especial incidencia en el caso de la Benemérita, sin duda la peor parada con los recortes de la crisis.

La Guardia Civil partía en el año 2010 de una plantilla real de 899 servidores públicos. La cifra logró mantenerse estable con una mínima variación hasta 2013, pero entonces llegó el hachazo. De repente los efectivos descendieron bruscamente. Primero hasta el entorno de los 850 y posteriormente bajaron otro escalón más en los años sucesivos hasta tocar fondo con los 776 de 2018. En 2019 hubo una recuperación testimonial de un efectivo, pero no logró arreglar ni mucho menos la estadística.

Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) su secretario general en Burgos, José Antonio Martínez, apunta que a principios de este año han podido respirar algo más gracias a «la incorporación de 16 compañeros procedentes de un proceso de traslado», pero para poder comparar nos remitimos a la respuesta escrita del Gobierno en el Congreso, y aun así estaríamos hablando de una pérdida de más de 100 personas respecto a cómo inició la década el Instituto Armado.

Por su parte, el Cuerpo Nacional de Policía puede presentar un balance más optimista al haber pasado de los 401 de 2010 a los 412 de 2019, siempre según la contestación parlamentaria. Eso sí, por el camino también ha sufrido descensos en la plantilla que se agudizaron hasta tocar fondo en 2017 cuando solo había 380 efectivos en la provincia burgalesa.

La gráfica del organismo policial presenta varios dientes de sierra, puesto que entre 2010 y 2012 llegó a crecer en más de 50 personas. Desde entonces la caída se hizo llamativa especialmente en 2013 y 2014 hasta llegar al mencionado suelo de hace tres años. Desde entonces, y al contrario de lo que ha ocurrido con la Guardia Civil, ha respirado aliviada al ganar más de 30 compañeros nuevos, teniendo en cuenta siempre que las plantillas están excesivamente envejecidas respecto a lo que sería ideal, como por otra parte ocurre en el conjunto de las administraciones públicas.

 

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