La subida del alquiler de pisos complica al universitario

D.R.D.S
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La comunidad estudiantil no encuentra apartamentos en renta a un precio económico debido al aumento de su coste y las residencias ya están al completo

Los jóvenes tienen dificultades para encontrar un piso adaptado a su presupuesto. - Foto: Christian Castrillo

Los universitarios que buscan alojamiento para este curso tienen nuevos obstáculos. La subida de precios de los alquileres en un 4,7%, según datos recientemente difundidos por el portal inmobiliario Idealista,  dificulta la posibilidad de encontrar un apartamento acorde al bolsillo de los estudiantes. Y las residencias universitarias ya no son una opción, pues actualmente casi todas están completas.

El parón estival veraniego de los estudiantes de la Universidad de Burgos pronto llegará a su fin, y con ello dará comienzo la vida universitaria. Antes de empezar esta etapa varios estudiantes realizan largas búsquedas para encontrar una vivienda en la capital que se ajuste a su economía. 

Emma Gutiérrez y Esther Sevillano son dos nuevas estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Burgos, que llegan desde la provincia de Valladolid y han buscado un apartamento en la capital:«Empezamos a buscar habitaciones para este curso por diferentes páginas web, y los precios por habitación se encontraban desde los 195 a 250 euros mensuales». Según Gutiérrez, en su ciudad natal «por 180 euros puedes encontrar una habitación fácilmente, y con calefacción central incluida en el precio. En Burgos, casi todos los pisos que hemos visto Esther y yo no tienen calefacción central, y los pocos que sí la incluyen, tienen un alquiler mucho más alto».

Los más veteranos en la búsqueda de alojamiento también reconocen que se ha complicado algo más el encontrar un piso: «Este año he tenido que buscar un poco más que en años anteriores, ya que voy a vivir sola en un piso. Encontrar algo que fuese bueno, bonito y barato está complicado, pero no imposible», relata Andrea Oliver Montes de Oca, una veterana que estudia el grado de Comunicación Audiovisual. También la joven afirma que expresamente estaba buscando arrendadores particulares en vez de inmobiliarias debido a sus altas comisiones:«Al final tuve suerte, porque a través de internet encontré un piso que es de un particular y sin dudarlo me lo quedé. Si un piso está gestionado por una inmobiliaria, el precio aumenta desorbitadamente».

Residencias en auge. La mayoría de las residencias universitarias de la ciudad han notado el aumento de la demanda de sus habitaciones este año, pese a la situación sanitaria.

El nivel de ocupación en la gran mayoría de las residencias comunitarias de la ciudad de Burgos es muy alto, especialmente en las residencias mixtas como San Agustín (200 plazas), San Jerónimo (102), Sagrado Corazón (75) y Camino de Santiago (70), en las que casi todas llegan al 100% de su capacidad, ajustadas a los protocolos sanitarios. Los comentarios que más se repiten entre los responsables de los centros generalmente son positivos. 

Actualmente aún hay residencias que están a la espera de confirmar el número total de sus futuros residentes, como la residencia Gil de Siloé, gestionada por la Junta de Castilla y León, aunque esta organización comenta que prevé que el aforo se llenará al 50% de su capacidad:«Hasta finales de mes, no tenemos datos más concretos que aportar, ya que depende de la junta y de si se mantiene el aforo actual o aumentará con respecto al curso anterior».

A diferencia de los años anteriores, la pandemia ha afectado en esta alta demanda de alojamiento de una manera peculiar, ya que por motivos de la situación sanitaria actual, las residencias están convirtiendo sus habitaciones dobles en individuales para garantizar la seguridad de los estudiantes. El director del Colegio Mayor San Jerónimo, Juan José Dueñas, comenta la situación ante este aumento de la demanda habitacional: «La mayoría de las familias que contactan con nosotros piden especialmente que las habitaciones sean individuales. Desde hace un mes ya no disponemos de más habitaciones».

Caseros inquietos. Varios propietarios de pisos en alquiler destinados a universitarios han procedido de diversas formas a la hora de gestionar su propiedad este año.

La mayoría de los dueños de apartamentos en alquiler declaran que todos los estudiantes que han pasado por su vivienda en alquiler han sido educados y cordiales con ellos:«Todos los chicos y chicas que he tenido han sido majos conmigo, y yo he correspondido de la misma forma con ellos. Pese a la pandemia, los universitarios que he tenido nunca me han dado problemas y eran bastante tranquilos», reseña una propietaria con una vivienda en alquiler próximo a la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UBU.

Sin embargo, existe un panorama de cierta desconfianza hacia el colectivo universitario por parte de algunos arrendadores a causa de la pandemia de la covid-19. El año pasado comenzó a darse una nueva tendencia en los nuevos contratos de arrendamiento universitario. A parte de los requisitos habituales de un contrato de arrendamiento, muchos universitarios comenzaron a exigir a los propietarios que se colocase en el contrato de alquiler una condición conocida como la cláusula covid. Esta cláusula permite a los inquilinos la opción de abandonar la vivienda y cancelar el contrato sin ningún tipo de penalización, en el caso de que ocurriera una nueva pandemia o confinamiento. De esta forma, los dueños de los pisos podrán alquilarlos a nuevos arrendatarios.

Este requisito fue toda una odisea el año pasado, debido al desconocimiento que esta nueva cláusula suponía para ambas partes, llegando a tal punto que un porcentaje considerable de propietarios decidieron tomar algunas medidas drásticas. Algunos caseros optaron sobre estas fechas evadir al colectivo universitario, o incluso llegar al extremo de dejar sus pisos vacíos y sin alquilar: «El año pasado tuve muchas dudas con todo lo ocurrido con la crisis sanitaria de la covid y la vuelta de los estudiantes a la universidad. Así que mi mujer y yo decidimos cerrar el piso y esperar a este nuevo curso para volverlo a alquilar. Ya la situación sanitaria no es como en aquellos días», cuenta un propietario del barrio de Fuentecillas. 

Unos cuantos arrendadores también tomaron la vía de la penalización a los estudiantes que abandonan los inmuebles antes de finalizar el contrato: «El año pasado tuve algunos problemas con unos estudiantes que querían dejar el piso sin pagarme lo que quedaba. Me dijeron que la mayoría de sus clases eran telemáticas y no les compensaba quedarse en un apartamento para las pocas clases prácticas que tenían. Este año me evito males mayores y ya dejo por escrito que si quieren alquilar mi piso, me darán por adelantado 3 meses de fianza», expone una arrendataria con un apartamento en los alrededores de la calle del Bulevar Ferroviario.