La falta de médicos de familia que se arrastra en la provincia desde hace años no hará sino agudizarse en el 2020, cuando puede haber hasta 43 jubilaciones por cuestión de edad y solo cinco profesionales  que terminen la formación como especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria en Burgos y puedan ser contratados como titulares de alguna de las plazas que queden vacantes. Esta desproporción entre facultativos en edad de retirarse y otros recién formados se repetirá, por lo menos, hasta 2024 como consecuencia del recorte de plazas de médicos en formación (MIR) aplicado, sobre todo, a partir de 2012 tanto por el anterior gobierno de la Junta como por los de Mariano Rajoy. En cifras, esto significa que frente a las 177 jubilaciones previstas para el próximo lustro habrá 74 nuevos médicos, que no tienen por qué acceder a quedarse en la provincia
El Ministerio de Sanidad decide cada año cuántas plazas de médico en formación MIR convoca como máximo para cada territorio y especialidad, pero son las Comunidades Autónomas las que deciden cuántas ofertan -y pagan- en cada convocatoria. En Castilla y León, a pesar de las reiteradas advertencias de Colegios de Médicos y sindicatos, en 2015 se redujeron las plazas acreditadas para todas las provincias y desde entonces se tendió a no ofrecer todas. Es decir, si en Burgos el ministerio autorizaba a formar cada año a diez médicos de familia, Sacyl ofreció la mitad en 2015 y en 2016 y subió a 9 en 2017. Solo llegó al máximo en 2018, cuando ofreció la decena de vacantes, pero este año volvió a quedarse en 9. Y eso que la situación ya se tildaba de «catastrófica» desde todas las partes implicadas, incluida la Gerencia de Atención Primaria.

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