Una semana 'caliente' fuerza una reunión contra el botellón

J.D.M.
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A la suciedad y el hedor habitual por culpa de los orines se ha sumado el disparo de tracas y el aumento de pintadas en el Casco Histórico Alto

Un joven orina en la calle Hospital de los Ciegos durante la madrugada del domingo. - Foto: Estefanía González

Cae el sol pero los termómetros no bajan de los veintipico grados, una temperatura de lo más agradable para alargar la noche unas cuantas horas más al aire libre. Con el buen tiempo y la libertad de saber que al día siguiente no hay clase, son muchos los jóvenes que aprovechan cualquier día de la semana para reunirse con amigos y tomarse unas cervezas, unos calimochos e incluso alguna copa en plena calle. No importa que sea lunes, martes o miércoles. Los hay que solo buscan un poco de divertimento y pueden pasar hasta desapercibidos, de no ser por los restos del botellón que dejan tras su marcha, y otros que no saben pasárselo bien sin armar jaleo o liarla. Sobre todo de este último grupo es del que se quejan los vecinos del Casco Histórico Alto, a los que ni siquiera el fin de los Sampedros les ha concedido una tregua.

La pasada semana, sin ir más lejos, hubo un incremento de los incidentes en esa céntrica zona de la ciudad, con «pintadas» e incluso «disparo de tracas» en torno a las calles Hospital de los Ciegos y Álvar Fáñez, indica Blanca Carpintero. La edil de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Burgos, al corriente de la situación, ya mantuvo el pasado jueves sendas conversaciones tanto con miembros de la asociación Casco Histórico Alto como con el intendente y el mayor de la Policía Local, Fernando Sedano y Félix Ángel García, respectivamente, para conocer de primera mano los hechos y, como confirmó ayer a este periódico, ha decidido convocar una reunión a tres bandas este martes con los vecinos y con los agentes «para ver cómo enfocamos el problema» y «buscar una solución» de cara al mes de agosto, un periodo en el que, prevé, pueden sucederse las «noches complicadas».

A Carpintero le consta que los vecinos del Casco Histórico Alto quieren «mayor presencia policial» en las citadas calles para buscar un «efecto disuasorio», pero también «una intervención de manera más activa». Al parecer, a comienzos de la semana pasada, a las consecuencias habituales del botellón (más suciedad, plásticos y cristales por el suelo y hedor a orín por muchos rincones) se sumaron nuevas pintadas en las paredes de los edificios y disparo de tracas la noche del lunes, martes y miércoles que incrementó el malestar de los vecinos.

Para atajar esta situación, Blanca Carpintero ha convocado mañana una reunión con la Policía Local y la asociación Casco Histórico Alto.