La marca Ribera es lo que queda entre Sonorama y Sonorama

P.C.P.
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«Poner Aranda en el mapa ya es un puntazo», recalca Ana Belén Velasco, secretaria de la asociación de casas rurales de la comarca

Impactante vista general del escenario del 20 aniversario, que marcó otro hito para Sonorama Ribera. - Foto: Julio Calvo

Tres hitos definen el presente y el futuro de Aranda y su comarca en el siglo XX y el XXI: Michelin, la Denominación de Origen Ribera del Duero y Sonorama. Así de claro lo ve Roberto Rojo, vicepresidente de la asociación de empresarios Asemar, que se pregunta cuánto tendrían que haber invertido las instituciones, industrias y negocios de la zona para conseguir generar el impacto económico y laboral derivado de ellos.

El festival que se desarrolla estos días da trabajo a 1.300 personas y además en 2022 ha ganado un día, el domingo, por lo que se espera superar la repercusión económica de 2019, cuando tuvo un impacto económico de 9 millones de euros y otro mediático total que se estimó en 13 millones. Pese a la contundencia de las cifras, Rojo considera «mucho más positiva la repercusión como marca Ribera delDuero», un valor «que no es tangible ni tan fácil de medir» pero que «sí repercute en las decisiones de compra o venta de activos y para cualquier tipo de inversión», subraya.

«¡Ojalá tuviéramos un Sonorama nuestro también!», exclama Luis Mata, presidente de la Asociación de Alojamientos Turísticos de Burgos, pese a que el impacto en términos de ocupación en la capital apenas es perceptible. «Un 70% se aloja en el cámping y el otro 30% colapsa Aranda y las casas rurales del entorno, puede llegar hasta Lerma y en Burgos ciudad algo puede caer, pero poco» detalla. «No todo va a ser siempre para la capital. Aunque a nosotros no nos toque, todo el apoyo para un proyecto muy trabajado», rubrica.

En esta edición el cartel de completo se ha colgado desde hace pocas semanas, debido a la incertidumbre pospandemia, si bien las reservas suman un día más. Hasta el lunes, festivo, no hay una plaza hotelera libre, confirma  Ana Belén Velasco, secretaria de la Asociación de Casas Rurales Ribera del Duero Burgalesa (Acriduero). Para ella, estos 25 festivales han conseguido «poner Aranda en el mapa, que ya es un puntazo», recalca. A lo largo del año, muchos clientes llegan «por Sonorama», afirma. Lo mismo le pasa a Nuria Leal en su hotel-restaurante Las Baronas, de Santa Cruz de la Salceda. «¡Quién no conoce el festival y quién no va a visitar la plaza del Trigo!», exclama la representante de los hosteleros ribereños. Su clientela estos días «no solo viene al Sonorama, vienen a escuchar a su grupo, a dar una vuelta por la comarca y a comer bien.El resto del tiempo no creas que lo pasan en el festival», sino que aprovechan para hacer turismo, en lo que suele ser «o el principio o el final de sus vacaciones», añade. 

«No cabe duda de que ha tenido una repercusión brutal desde que empezaron, como destino y como marca». Y eso también cuenta.Al fin y al cabo, la vida es lo que pasa entre Sonorama y Sonorama.