El desafío de la danza continúa

I.L.H.
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El segundo volumen de la 'Historia de la danza contemporánea' abarca de 1992 a 2008, con Hojarasca y el Ballet Contemporáneo como únicos supervivientes en Castilla y León

Valls, vicepresidenta de la Academia de las Artes Escénicas y fundadora de Ananda Dansa, presentó el libro. - Foto: Luis López Araico

El Ballet Contemporáneo de Burgos y Hojarasca Danza han superado el cuarto de siglo de trayectoria y son las dos únicas compañías de danza que siguen activas en Castilla y León. No es por falta de bailarines y bailarinas porque ellos mismos han formado a «una generación magnífica», así que son otras las razones para que esta disciplina tenga en la región tan desalentador panorama. 

«Me parece un fracaso que solo seamos dos las compañías de Castilla y León. Hay otros que lo han intentando, pero nadie se ha quedado. Es una Comunidad muy dura. Tiene una gran tradición teatral y no hay apoyos para la danza. Yo lo llamo el desierto del trigo». Así de claro lo planteó ayer Alicia Soto, directora, bailarina, coreógrafa y fundadora de Hojarasca Danza en la presentación del segundo volumen de la trilogía Historia de la danza contemporánea española, que edita la Academia de Artes Escénicas.

El libro aborda desde 1992 hasta la crisis de 2008. Curioso, porque la anterior etapa recogía de 1979 al año de las expos, inicio de la crisis anterior; y el tercer volumen concluirá con la pandemia de 2020. Relatado por comunidades, en la obra se recoge la trayectoria de las dos compañías burgalesas, la de Soto y la de Alberto Estébanez, que son además las únicas que han sobrevivido. «Cuando el Ballet Contemporáneo empezó Castilla y León era una región marcada por el folclore y la tradición y fue difícil abrir nuevas vías. Pero bueno, el triunfo es que pudimos dar la vuelta al mecanismo para que se decidieran a contemplar la danza», recordó el también responsable del Certamen Burgos-Nueva York.

En la Comunidad, como repasó Soto, hubo una época muy buena hasta el 2001, en la que se generaron espectaculares sinergias entre compañías, programadores, teatros e instituciones interesados en la danza. Después existió un vacío hasta 2005 y desde entonces se han vivido varios altibajos: «Antes había 10 programadores, hoy solo programan danza León, Valladolid y Burgos», remarcó, destacando el esfuerzo y apoyo de técnicos como Ignacio de Miguel en el Instituto Municipal de Cultura burgalés.

A nivel nacional los años que recoge el libro fueron dispares e «intensos», como los definió Rosángeles Valls, bailarina, coreógrafa, directora y fundadora de Ananda Dansa. La vicepresidenta de la Academia de Artes Escénicas señaló que el desafío al que se enfrentaban entonces no ha cesado y de hecho siguen pendientes de un plan para el fomento de la danza: «Lo intentamos dos veces en momentos distintos y casi lo conseguimos. Solo queríamos un plan que nos equiparara a los países de al lado. Pero seguimos sin él y esto incide en el nivel de creación que hay en España, porque aunque haya calidad, la incertidumbre y el riesgo que asumimos no nos permite centrarnos en lo que deberíamos».