Septiembre de 1959 - El infierno en Briviesca

R.P.B.
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Un agricultor se encuentra trabajando con su trilladora en los ingentes montones de paja que se apilan en las eras inmediatas a la capital burebana cuando comienza un incendio brutal que amenazará seriamente a la localidad

El pueblo de Briviesca en pleno se afanó en las tareas de extinción del fuego. - Foto: Fede

El sol caía de plano y el aire asfixiante delmediodía era una tortura a pesar de que se aproximaba el final del verano. Briviesca era una sartén bajo el astro rey y el silencio se hacía sentir en algunas calles de la capital burebana como una oscura premonición.‘Luna 2’, que así se llamaba el cohete que pocos días más tarde iban a lanzar los rusos al espacio, ya estaba en capilla. Pero poco les importaba a los briviescanos: aquel día, 8 de septiembre, algoiba a destrozarla habitual tranquilidad de la villa. Nadie sospecha cómo pudo originarse. De qué manera arrancó en las inmediaciones de Briviesca el incendio más brutal de cuantos se recuerdan. Tal vez, como se barajó entonces, fuera un cortocircuito originado en la máquina trilladora de Félix Viadas, agricultor que en esemomento trabajaba en el lugar de los hechos.

Lo cierto es que aquella paja ardió.Y de qué manera. Rápidamente, como por ensalmo, Briviesca se vio rodeada de altísimas lenguas de fuego que empezaron a acechar al pueblo. El pánico cundió irremediablemente. Las campanas de la villa tocaban incesantemente a rebato. Los bomberos de la localidad intervinieron rápidamente. Pero no daban abasto. Los habitantes de Briviesca no se quedaron impasibles: armados con calderos, cubos y cuantos recipientes fueron menester se afanaron en apagar el fuego, cuya violencia se incrementaba a cada minuto. El humo ascendía hacia el cielo con briznas negras, torrencial y apocalíptico. Aquello parecía el infierno y un temor comenzaba a atenazar a los habitantes de la capital burebana: el incedio parecía imparable y las llamas ya rozaban algunas viviendas en distintos puntos de la pequeña ciudad.

Pronto se dio aviso al parque de bomberos de Burgos: en Briviesca no podían con el fuego. El Gobierno Civil, avisado del drama que se estaba empezando a vivir en Briviesca, envió varias cuadrillas desde la capital. EL fuego llegaba a tener dimensiones acongojantes, de hasta quince metros según el relato de los bomberos. También se destacaron hasta allí bomberos de los parques de Miranda y Vitoria. La paja que hacía pocos minutos se amontonaba plácidamente se había convertido en un gigantesco brasero. El infierno en Briviesca.

El drama no había hecho más que comenzar, y pronto se iba a cobrar su primera víctima. El alcalde de la villa, Mariano López Linares, pese a la dolencia cardíaca que sufría desde hace años, fue de los primeros en llegar al lugar del incendio para dirigir los trabajos de extinción. Pero poco pudo hacer el edil: sobrecogido ante la impresionante estampa del fuego, sufrió un infarto que acabó en el acto con su vida. Nada pudo hacer el médico de la localidad, RicardoVillanueva, que le acompañaba: pero cayó fulminado y todos los intentos por reanimarle fueron en vano.

 

El HÉROE.

Y como suele suceder en las ocasiones en que más se necesita, apareció un héroe.Y éste no fue otro que el coadjutor de la iglesia, Alejandro Núñez quien, desafiando a las alturas y a una posible y mortal caída, se encaramó al tejado de una de las casas amenazadas por el fuego y apagó las llamas que ya habían prendido en el tejado con un aparato extintor ante la presencia de sus convecinos. Se perdieron al menos catorce toneladas de mises de trigo. Alrededor de las tres de la tarde los bomberos tenían controlado el fuego de un incendio que pudo ser mucho peor, rayano en la hecatombe si en lugar de un día poco ventoso se hubiera levantado el viento Sur. De haber ocurrido así, es muy probable que todala villa de Briviesca hubiera sido pasto de las llamas.

*Este artículo fue publicado en la edición impresa el 4 de julio de 2004