Aseguraba el dramaturgo francés Corneille, autor de una tragicomedia sobre el Cid, que “cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es la gloria” y cuánta razón llevaba en ello. Seguro que todos nosotros alguna vez hemos sentido esa “gloria” al conseguir uno de nuestros objetivos o de nuestros retos, uno de esos que un día parecían imposibles o inalcanzables y que tantos sinsabores dejan por el camino.
Hoy estoy aquí para decir que a pesar de todo, de las situaciones difíciles, de los problemas, de los contratiempos, del cansancio y de los días grises, si nos seguimos esforzando, podremos llegar a nuestras metas victoriosos y con los brazos en alto; y yo estoy a punto de llegar a una: mi postgrado; ese que me va a acreditar como especialista en sistemas de audio y sonorización.
Algunos os preguntaréis por qué he decidido hacer algo así si realmente no me hace ninguna falta; pues no, no me hace falta, pero lo estoy haciendo por mí; suficiente motivo para ponerse a ello. Aunque el camino no está siendo nada fácil por muchas causas, ya sea por la falta de tiempo, de ganas en muchas ocasiones, algunas cosas demasiado difíciles y muchas veces hasta con deseo de “tirar los libros por la ventana”, puedo decir que me siento muy orgullosa de haberlo hecho porque estoy a punto de llegar a la meta, una meta que veía muy lejana y que cada vez está más cerca de ser una realidad.
Atrás queda un año y medio de esfuerzo y nueve exámenes aprobados y por delante solamente uno más y… ¡lo habré conseguido!
Quiero decir con esto, que aún estando peleando contra un cáncer y con los efectos secundarios de la quimioterapia, es posible que sigamos haciendo nuestras vidas, no tenemos que pensar todo el día que estamos enfermos, ese no es el camino; la realidad nos dice que es posible seguir luchando por nuestros sueños y lo que es más importante: ¡es posible conseguirlos!, sólo hace falta un poquito de voluntad. Físicamente tendremos días buenos, regulares y malos pero la cabeza la seguimos teniendo en su sitio, así que ¡usémosla! ¡no nos dejemos aplacar!.
Yo lo estoy haciendo y si yo puedo, vosotros también. ¡Sí se puede!