«Ahora preocupa la calificación energética de la vivienda»

C.M
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Entrevista con el presidente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos técnicos de Burgos, José Ignacio Pérez González

José Ignacio Pérez González - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Se acaba de poner al frente del órgano colegial del que forman parte más de 500 profesionales. Lo hace junto a un equipo joven y con experiencia con el que afrontar los nuevos retos que pasan por la unión del colectivo, la formación constante y una mayor visibilidad de su trabajo. Sustituye en el cargo a Jesús Manuel González, que llevaba tres décadas a la cabeza del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Burgos. 

¿Por qué decidió dar el paso y presentarse a la presidencia del órgano colegial?

Es importante unir al colectivo. Juan Manuel González lo dejaba después de muchos años y decidí dar el paso. 

¿Cuáles serán sus objetivos al frente del órgano colegial?

Lograr la cohesión, defensa e impulso de la profesión. La cohesión sirve para dar fuerza e impulsar a un colectivo y por, otro lado, los tiempos actuales nos obligan a ser participativos y abrirnos a los ciudadanos y a las instituciones para que vengan a la sede a plantear cualquier consulta o duda. Los aparejadores son prácticamente los coordinadores de una obra para que el constructor haga su trabajo y el cliente quede contento. Estamos mediando constantemente. La nueva junta directiva representa todos los perfiles de un aparejador ya que trabajan en las administraciones públicas, por su cuenta, en obras, en seguridad y salud. 

¿Cómo ha cambiado la profesión en los últimos años?

La crisis de 2008 fue un palo muy gordo para toda la sociedad, pero especialmente para la construcción que es un sector económico muy importante. Era una profesión con mucho impulso y ahora parece que se empieza a remontar. Ha evolucionado con una nueva manera de trabajar para adaptarse a la rehabilitación energética o a los objetivos de desarrollo sostenible que exige la Unión Europea. Van a llegar muchas ayudas que van a dinamizar la economía y la profesión. En la rehabilitación los aparejadores tenemos mucho que aportar. 

¿Qué diagnóstico hace del sector de la construcción en la actualidad?

Ha habido arquitectos técnicos que han tenido que cambiar de profesión por el parón sufrido aunque ahora se está reactivando. El año pasado, a pesar de la crisis del coronavirus, se trabajó bastante dado que muchas personas aprovecharon para hacer pequeñas obras en sus casas. En cuanto a la obra grande se están moviendo las cosas. Hace falta un gran parque de viviendas en alquiler muy sostenibles y esto va a ser un impulso junto con la rehabilitación energética y la de los edificios antiguos. El coronavirus ha podido frenar el despegue pero no tiene nada que ver con la de crisis de 2008.

¿Las nuevas normativas estatales y autonómicas les han obligado a adaptarse en tiempo récord?

El Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos y el Consejo Superior de la Arquitectura Técnica trabajan para que los profesionales se vayan adaptando. Desde la UE nos están alertando de que en 2035 no habrá vehículos de combustión. Si esto está pasando en el sector automovilístico en la construcción y en la industrialización va a seguir el mismo camino. El Colegio es fundamental para difundir y adaptar esta normativa a través de formación. 

¿Considera que ahora prima la calidad frente a la cantidad?

Sí. Ahora el ciudadano se preocupa de donde vive. La calificación energética de las viviendas, que parecía algo anecdótico, es algo que ahora el cliente exige. Queremos una casa que gaste poco y eso obliga a que las casas sean energéticamente más sostenibles. Todo ello hace que la calidad haya mejorado y esperemos que cantidad vaya subiendo. 

¿Se ha pasado la moda de irse a vivir al alfoz o esta volviendo tras la pandemia?

Tener una casa es algo apetecible pero tenían un gasto energético elevado aunque con las nuevas técnicas es más sostenible. Con la pandemia se ha notado que las personas necesitan más espacio aunque sea como segunda residencia.

Siempre se han quedado de falta de agilidad del Ayuntamiento a la hora de conceder licencias, ¿cómo se puede resolver este problema?

Estamos dispuestos a ayudar a la administración local y a otras instituciones a que se puedan agilizar las licencias de obra. Nos gustaría tener reuniones con el Ayuntamiento de la capital pero también con los de la provincia para tratar de ayudarles. Quizás haya muchos expedientes y poco personal. 

¿La inspección técnica de construcciones (ITC) ha logrado mejorar la salud de los edificios?

Es un instrumento bueno y necesario. Recientemente hemos visto el caso de Miami, donde había informes negativos y no se adoptaron medidas. Cuando los técnicos municipales hace una ITC negativa y propone tomar medidas el Ayuntamiento las exige insistentemente a la comunidad de vecinos. Hay algunos edificios que realmente necesitan esa inspección y una estabilidad estructural para evitar accidentes. 

La UE va a aportar fondos para la construcción, especialmente para eficiencia energética, ¿están preparados para este reto?

El Gobierno central ha anunciado que serán las comunidades autónomas las que gestionen esos fondos y sugieren la posibilidad de poner en marcha oficinas de rehabilitación para la coordinación. Nosotros como Colegio de Aparejadores nos ofrecemos a ser una de esas oficinas para ayudar a la administración para que todas las ayudas destinadas se inviertan y no se pierda ni un euro porque no ha podido gestionar. Tendríamos que hablar con la Junta para ver cómo se puede establecer esa relación para que las ayudas vayan a lo que están destinar y las obras se ejecuten de manera rápida y correctamente.

Por cualquier punto de la ciudad hay edificios con fachadas ventiladas, ¿considera que el Ayuntamiento debiera haber regulado su instalación para que algunas barriadas no perdieran su identidad?

La normativa surge por una necesidad y suelen ser siempre a posteriori. Nadie pensó en esta proliferación y ahora el Ayuntamiento ya lo está teniendo en cuenta en la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para ordenarlo. Hay que adaptarse a lo que la sociedad requiere y ahí hay que ser ágiles. 

Pidieron una reunión al Ayuntamiento para analizar la prohibición de fachadas ventiladas en el casco histórico, ¿les han respondido?

En muchas ocasiones han tenido que hacer las envolventes térmicas por el interior. La administración no puede ir en contra de la ley y si nuestro PGOU no lo permite no se puede hacer nada. Se debe trabajar para que la norma permita mantener fidedignamente el edificio pero adaptado a las necesidades sociales. 

¿Qué relación mantiene el Colegio de Aparejadores con la UBU?

La relación es buena y queremos que sea muy buena. La junta de Gobierno del Colegio quiere potenciar la relación con la Universidad pero también con los centros de formación profesional. La carrera ofrece muchas posibilidades de empleo, tanto a nivel nacional como internacional, y la escuela de Burgos siempre ha tenido prestigio.

¿La formación que reciben los alumnos responde a las necesidades actuales?

Sí. Te prepara para todo y adaptarnos a lo que sea necesario, dado que se trata de una carrera muy polivalente. Los profesionales que han salido de la Universidad de Burgos están bien preparados. 

¿Generalmente cuándo terminan acuden al Colegio para que les orienten en sus salidas laborales?

En algunas ocasiones sí y queremos potenciar que sea así. 

Se ha apostado por la peatonalización en el centro pero trasladar esa opción a los barrios resulta muy complicado, por ejemplo en el caso de la remodelación de la calle Vitoria los vecinos prefieren mantener los cuatro carriles de circulación... 

A la sociedad le cuesta adaptarse a lo que el Ayuntamiento entiende que es una buena idea. La ciudad es de los peatones y las peatonalizaciones son buenas y los barrios ganan en calidad. Cuando se peatonalizaron Laín Calvo o la Paloma hubo quejas y ahora nadie concebiría que los coches pasaran por ellas. En el caso de la calle Vitoria son costumbres y es difícil acertar con la solución. La ciudad es de todos y tenemos que respetar todas las opiniones. 

¿Alguna idea para regenerar el Pueblo Antiguo de Gamonal?

La zona se ha quedado olvidada para unos y poco desarrollada para otros. Quizás había propietarios que soñaban con edificios de muchas alturas que les reportarían ingresos pero hay un plan que establece el desarrollo urbanístico y con ello hay que trabajar. La remodelación de un edificio por Ayuntamiento para el centro de recepción de peregrinos y actividades administrativas es un ejemplo de lo que se puede hacer para recuperar el entorno. Si cundiera el ejemplo, el barrio ganaría en calidad. Es un entorno muy agradable para vivir. Como colectivo podemos reunirnos con el Ayuntamiento y aportar nuestras ideas. Son espacios que están ahí y ninguna solución parece buena. 

¿Qué le parece el desarrollo urbanístico de la ciudad?

Los burgaleses no nos damos cuenta del cambio experimentado y las mejoras que han supuesto las peatonalizaciones o el entorno del Museo de la Evolución Humana. Por ejemplo, sería necesario mejorar las entradas a la ciudad, tanto desde Gamonal como desde la autovía A-1.