Ibrahim, piedra a piedra hasta ser un muro

C.P.
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Ibrahim Moral es el hombre más determinante del UBU San Pablo. En su partido nº 100 con la elástica cidiana, lo volvió a demostrar con paradas imposibles. Diario de Burgos charla con el meta valenciano para conocer su historia y sus planes de futuro

Ibrahim se hace grande ante la amenaza de un rival. - Foto: Christian Castrillo

La primera vez que Ibrahim Moral pisó una cancha de balonmano se puso de portero. No sabe muy bien por qué. Tenía 12 años y comenzó a jugar en el equipo de su pueblo, Quart de Poblet, a escasos 10 kilómetros de Valencia. Esa decisión casual, casi por instinto, de colocarse aquel día bajo los palos fue cobrando sentido con el paso de los años. Al principio, sus paradas llamaron la atención en la Comunidad Valenciana, después en las categorías inferiores de la selección española y, finalmente, en la cantera del Barça. Su fichaje por el club azulgrana siendo juvenil le hizo creer que podía dedicarse profesionalmente al balonmano y, después de pasar por el Puerto Sagunto de la Liga Asobal, recaló en el UBU San Pablo, donde ha encontrado la estabilidad y ha llegado al centenar de partidos.

En el mundillo del balonmano hay muchos tipos de porteros. Grandes, rápidos, listos... Ibrahim es de los listos. Él mismo lo dice. Tiene una habilidad felina para adivinar dónde va ir el balón, una capacidad de leer el juego que le permite anticiparse al lanzador antes incluso de que el esférico salga de su mano. Es un talento que da el instinto y la experiencia. También ese carácter frío que exhibe en muchos momentos, como si ponerse nervioso no fuese una opción. Todo ello, le ha convertido en el jugador más determinante del UBU San Pablo. Día a día, piedra a piedra, hasta construir un muro casi infranqueable en su portería.

Sin ir más lejos, el pasado sábado, en el duelo que le hacía centenario con la elástica burgalesa, dio un auténtico recital para que la victoria se quedara en El Plantío. «Más de 20 paradas, entre ellas cuatro lanzamientos de siete metros, cinco asistencias, un gol y la sensación de que en el municipal no iba a pasar nada que él no quisiera», escribía el columnista Luis Minguito en las páginas de este diario el día siguiente.

Esa exhibición ante el Alicante fue una de las muchas que ha dado desde que aterrizó en Burgos en 2017. Llegó procedente del Puerto Sagunto de Liga Asobal con la promesa de luchar por el ascenso y hoy no puede estar más satisfecho de haber tomado aquella decisión. «Decidí salir porque no tenía mucho minutos y acababa de terminar mi carrera universitaria (Ciencias del deporte). Quería vivir del balonmano y Burgos me convenció. Vi que estaba Mariano Ortega y que era un proyecto serio. Sabía que llegaba a un equipo ganador», comenta Ibrahim echando la vista atrás.

 

De momento, su apuesta por el UBU San Pablo está respondiendo a las expectativas y se siente a gusto tanto en el club como en la ciudad: «Estoy contento en Burgos, prueba de ello es que llevo cuatro temporadas. He tenido otras ofertas, pero si estás a gusto en un sitio... ¿para qué vas a cambiar?».

El equipo cidiano ya ha logrado el pase a la siguiente fase a falta de un partido y no renuncia a nada pese a ser un recién ascendido. Ibrahim se muestra ambicioso y cree que va a «tener posibilidades de subir porque no hay ningún equipo que sea muy superior al resto». Además, está convencido de que «el UBU San Pablo subirá tarde o temprano a la Liga Asobal» y confía poder estar todavía en Burgos para ser parte de ello.