El sueño de llegar a ser astronauta

B.G.R.
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Laura Rojo acaba de regresar de Estados Unidos tras participar en un programa de entrenamiento espacial financiado por la embajada de este país. Ha sido uno de los 8 estudiantes españoles en conseguir la beca entre 700 aspirantes

El sueño de llegar a ser astronauta - Foto: Alberto Rodrigo

No deja de sonreír y sus ojos se iluminan mientras relata la experiencia que acaba de vivir. Laura Rojo regresó de EEUU el domingo después de pasar una semana en el campamento de la NASA Advanced Space Academy junto a los otros siete jóvenes españoles que fueron becados por la embajada de este país, de entre más de 700 que se presentaron, con motivo de la conmemoración de los 50 años de la llegada del hombre a la Luna.

«Ha sido inolvidable», resume esta joven de 17 años que el próximo curso estudiará segundo de Bachillerato en el colegio San Pedro y San Felices. La vivencia le ha resultado tan grafiticante que el tiempo de aprendizaje se confundía con el de ocio, en un entorno que reproducía las condiciones de los astronautas en el espacio, como la sensación frío que había en el interior de las instalaciones de Alabama frente a los 40 grados del exterior.

Las actividades se sucedían en el programa de entrenamiento espacial del que ha formado parte. Divididos en equipos de 16 jóvenes procedentes de distintas partes del mundo, han conocido el trabajo de la NASA, asistido a importantes conferencias como la del astronauta Don Thomas, participado en talleres de ingeniería... Pero si hay algo con lo que se queda esta apasionada de la física es con todo aquello que tiene que ver con la parte más realista de la iniciativa.

El sueño de llegar a ser astronautaEl sueño de llegar a ser astronautaEsa era la preparación de las misiones, donde se repartían los papeles de un viaje espacial, de tal manera que unos estaban en la zona de control y otros en la nave. Para ello, incluso, aprendieron el leguaje propio que se emplea. «Era cuando hacías lo que hacen los astronautas o los controladores, desde la cuenta atrás a la preparación de la entrada en órbita», explica.

Al igual que en la realidad, entrenaban la microgravedad practicando buceo en un gran tanque o se subían a un simulador de giros de una nave, además colgarse del techo con unos arneses y vestidos con el traje propio que, según Rojo, «pesa mucho». Pero más allá de los conocimientos técnicos adquiridos, esta joven se queda con el aprendizaje que ha recibido sobre la importancia de trabajar en equipo y los valores que lleva consigo. «Si uno fallaba en la misión, fallábamos todos», subraya.

Fue en quinto de Primaria, a raíz de su participación en el programa de estimulación del talento matemático Estalmat, cuando se dio cuenta de su pasión por las ciencias porque «tienen una explicación a todas las preguntas que te puedes hacer». Sus preferencias se confirmaron y desarrollaron más tarde en el Stem Talent Girl, promovido por ASTI para fomentar las vocaciones científicas entre las jóvenes. Y fue aquí donde conoció la existencia de las becas de la NASA.

En el proceso de selección tuvo que hacer una redacción sobre la importancia de la exploración espacial, además de grabar un vídeo de un minuto explicando su interés en ser seleccionada. Quizá fue el entusiasmo que puso en ambos ejercicios lo que convenció al jurado, a lo que se sumó el expediente académico y buen nivel de inglés. «Además del conocimiento del espacio que nos rodea, es muy importante la tecnología que deriva de la exploración espacial», afirma.

Aún no tiene decidido lo que estudiará, si bien después de la experiencia la ingeniería aeronáutica o aeroespacial entra dentro de sus posibilidades, al igual que la física o la astrofísica. ¿Se ve como la sucesora de Pedro Duque? La respuesta es un sí, pero con matices: «No sé si como astronauta, que sería algo increíble, por la las condiciones requeridas, pero me gustaría mucho trabajar en la NASA o en la Agencia Espacial Europea».