El diluvio entró en mi casa

G. ARCE
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Pilar, de 79 años, fue rescatada in extremis por su nieto Jorge cuando el agua superaba el metro y medio de altura en su vivienda, que ha quedado destrozada tras el paso de la tormenta perfecta sufrida el pasado viernes en varias zonas de la ciudad

El diluvio entró en mi casa - Foto: Alberto Rodrigo

Las marcas que ha dejado en las paredes de la cocina, del salón, del dormitorio, del baño y de los pasillos el agua de la lluvia y el fango no engañan:Pilar, una mujer menuda de 79 años, tuvo que -literalmente- nadar en el interior de su casa para poder salvar la vida de la tromba que descerrajó la tormenta del pasado viernes. Suerte que aparecieron su nieto Jorge y sus vecinos y que, a base de dar patadas a la puerta congestionada de la entrada a su domicilio, pudieron liberar a la abuela del infierno en el que se había convertido su propia casa.

Pilar, viuda de Ignacio y madre de 3 hijos, había terminado de comer el viernes y escuchaba el parte del tiempo en la televisión. Mientras, observaba de reojo por las ventanas la tormenta extraordinaria que caía sobre Burgos, como tantos otros vecinos de la ciudad, y que provocaba un ruido ensordecedor en el tejado de uralita del cobertizo. Ella vive sola en la primera planta de una sencilla casa de dos alturas, que construyó su marido hace 54 años en la calle Camino las Blanqueras, en la parte más alta de la ciudad (zona de Pisones), justo encima del puente de la Ronda.

Pilar, acongojada y herida en el brazo, observaba ayer los destrozos, pared incluida, que provocó la tromba de lodo en su casa y que también pusieron en peligro su propia vida.
Pilar, acongojada y herida en el brazo, observaba ayer los destrozos, pared incluida, que provocó la tromba de lodo en su casa y que también pusieron en peligro su propia vida. - Foto: Alberto Rodrigo

(El reportaje completo e impactantes fotografías, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)