Sin testigos y sin pistas es muy difícil descubrir la autoría del incendio que hace una semana casi arrasa con todo el cerro del Castillo. Esa es la principal razón por la que, a pesar de que la Policía Nacional ha recabado numerosas pruebas y tomado declaración a varias personas, no hay siquiera un sospechoso implicado en este siniestro. La investigación sigue abierta. Los agentes tratan de revisar las imágenes de cámaras de vigilancia cercanas a los dos principales focos e busca de un hilo sobre el que tirar. 

Pese a los esfuerzos, encontrar a un responsable se antoja complicado. Se ha hablado mucho de la posibilidad de que detrás del origen del fuego estuviera algún grupo de chavales de botellón en la zona, pero es la primera hipótesis que se descartó. Había dos grandes focos separados y en cada uno de ellos otros tantos localizados en zonas de difícil acceso. Era de noche y no había prácticamente gente en la zona, por lo que las posibilidades de encontrar a alguien que lo viera son escasas. 

Una patrulla de la Policía Local que se encontraba a los pies de las laderas tras declararse el incendio en Eras de San Francisco fue la que se percató de que también estaba ardiendo la zona del parque de cuerdas. Acudieron de inmediato y, sin embargo, no pudieron pillar in fraganti a los autores. Fuentes del cuerpo municipal advierten de que, aunque hubieran visto a gente en los alrededores y tuvieran notables sospechas, es difícil probar esa responsabilidad a menos que les sorprendan con el mechero en la mano. 

Casualmente la Policía Local sorprendió días antes a un grupo de cinco personas intentando prender fuego en el cerro (...).

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