La inauguración en el NO-DO

H.J. / Burgos
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El noticiario documental del 1 de agosto de 1955 abrió así: «Burgos vive una jornada de honda exaltación patriótica» • Las imágenes de la estatua del Cid se completaron con desfiles militares terrestres y aéreos

A los del No-Do les costó una semana montar las imágenes, pero finalmente Burgos y la inauguración de la estatua del Cid abrieron como primera pieza el noticiario documental del 1 de agosto de 1955. En realidad la figura del héroe medieval llevaba instalada en su pedestal desde noviembre del año anterior, pero no fue hasta el 23 de julio del 55 cuando el entonces Jefe del Estado, el general Francisco Franco, presidió el estreno oficial.
«Burgos vive una jornada de honda exaltación patriótrica», decía la película oficial del Régimen, en el marco de las Fiestas de Exaltación Cidiana organizadas para la ocasión. Desfiles militares terrestres y aéreos, ante el decorado de unas casas del centro histórico en un regular estado de conservación y un cuartel de Caballería ya desaparecido, acompañaron a las imágenes de ese Rodrigo Díaz de Vivar de 9 metros de altura que se convertiría desde entonces en un icono de la ciudad.
Rafael Díaz Reig,  como alcalde de Burgos, entregó a Franco las Siete Llaves simbólicas y pronunció unas palabras sobre la ceremonia, mientras el dictador «expresó su deseo de que la egregia figura asentada en la capital histórica sea el símbolo de España». 
A la ceremonia no estuvieron invitados, paradójicamente, ni el escultor Juan Cristóbal ni el arquitecto del pedestal, Fernando Chueca Goitia. Muy pocos de los asistentes sabrían que Cristóbal había escogido como modelos del poderoso Cid a sus amigos Alfonso Buñuel (hermano del cineasta Luis Buñuel) y Antonio Pérez-Tabernero (famoso ganadero salmantino). Uno puso el rostro y otro la mano. Yambos quedaron para la posteridad.