«Cada día vivo como un sueño dedicarme a escribir»

ALMUDENA SANZ
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Alaitz Leceaga envuelve de bruma y misterio hoy el Palacio de la Isla con la presentación de su última novela, 'Hasta donde termina el mar', ganadora del Premio Fernando Lara

Alaitz Leceaga, con un ejemplar de su tercera novela, en el pueblo vizcaíno de Ea, donde se desarrolla la trama. - Foto: Rubén Bltyh

Alaitz Leceaga contesta al teléfono con voz cálida y entusiasta. La llamada la pilla con los dedos en el teclado. Sí, confirma que un nuevo proyecto está en proceso. Pero aún es pronto para avanzar nada, ni argumento ni fecha de lanzamiento, apenas adelanta que tiene el estilo y el ambiente que ha hecho populares al resto de sus novelas.

«Soy una autora metódica. Antes de sentarme a escribir la historia, tengo ya todo el proceso de documentación, con resúmenes, esquemas y escaleta, para tener claro hacia dónde va y cuando llega el momento de sentarme al ordenador todo fluye de una manera más fácil y con mucha más tranquilidad. Si ahora pudieras ver mi mesa, tengo una montaña de cuadernos y anotaciones», aboceta ese lugar de trabajo al que ahora solo se sienta los ratos que le deja la promoción de Hasta donde termina el mar, su tercer libro, Premio de Novela Fernando Lara 2021, que esta tarde envuelve de bruma, tempestad y misterio el Palacio de la Isla (19.30 h.), donde compartirá un encuentro con sus lectores dentro del programa La Isla del Español, orquestado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y la librería Luz y Vida.

Hasta donde termina el mar (Ed. Planeta) arranca en medio de una tempestad en la costa de Vizcaya en los primeros años del siglo XX.  Desde la orilla, los hermanos Dylan y Ulises Morgan asisten con impotencia al naufragio sin supervivientes del barco que comanda su abuelo y, al mismo tiempo, observan estupefactos cómo flota en el agua el cuerpo de una mujer vestida de novia (Ofelia). Pronto encuentran un parecido muy razonable con la hija de la dueña de la funeraria del pueblo, desaparecida hace más de veinte años.

Un artículo sobre el aniversario de la llamada Galerna del Sábado de Gloria, una tempestad terrible que se produjo en 1878 en toda la zona cantábrica y que acabó con la vida de casi 350 marineros, se convirtió en la chispa que prendió este volumen.

«Me impresionó mucho una desgracia tan grande, en unos pueblos costeros que dependen unos de otros, que, de alguna manera, forman una comunidad muy unida, y pensé en el peso de esa pérdida y la huella que dejaría en todos esos lugares. Ese fue el hilo del que empecé a tirar», rememora.

El pelotón del norte

Inició un periplo por la costa en busca de una localización. Y la encontró. Ea, con el encanto de esa época pasada, sus casitas pesqueras mirando al mar, su pequeña playa, su puerto y bahía tan especial, se presumía el marco ideal para esta historia que, a diferencia de las anteriores, Las hijas de la tierra (2019) y El bosque sabe tu nombre (2018), transcurre en una localidad existente. «Escribir de un lugar real te da esa facilidad de trabajar en un entorno que ya existe, conoces y al que puedes volver siempre», sostiene y recuerda como sus habitantes fueron «pacientes y encantadores» con todas sus preguntas.

Dolores Redondo, Eva García Sáenz de Urturi, María Oruña, Mikel Santiago, Ibon Martín... Leceaga forma parte del pelotón de escritores que de un tiempo a esta parte han elegido como escenario la zona norte del país.

«Es inevitable escribir sobre el lugar que conoces, en el que te sientes más cómodo, y este es un paisaje muy espectacular, muy dramático, en el que se pueden contar historias de todo tipo, desde más familiares a más thriller. Toda la zona cantábrica se presta a ser escenario de novela», evoca desde Bilbao, mientras afuera llueve.

Ese poderoso marco torna en un personaje más. La competencia es dura. A los tres protagonistas, los hermanos Morgan y Ofelia, se suma un coro imponente. «Siempre hay algún personaje que mientras lo vas escribiendo, a pesar de tenerlo todo muy planeado, va ganando importancia a lo largo del texto», confiesa quien con la elección de los nombres hace un guiño a los clásicos: «Escojo nombres con simbolismo para establecer un juego extra con el lector».

Alaitz Leceaga (Bilbao, 1982) apenas lleva tres años en el mercado editorial, pero ya luce galones. Tiene el Premio de la Asociación de Libreros de Bizkaia por su ópera prima, El bosque sabe tu nombre, finalista de El Ojo Crítico de RNE, y con la tercera levantó el Fernando Lara, uno de los codiciados en las letras españolas. «Es un empujón, una satisfacción personal muy importante y la posibilidad de llegar a más lectores, que es lo que quiero, que mis historias lleguen cada vez a más gente», valora y afirma sentirse muy afortunada «por tener a lectores que esperan mi siguiente novela».

Ni lectores ni reconocimientos pesan, sin embargo, cuando se sienta a escribir. Todo se le olvida en ese momento. Asegura no tener miedos, ni el temido de la página en blanco, ni sueños. Porque vive en uno. «No tenía contactos, no conocía a nadie y cuando publiqué El bosque sabe tu nombre lo viví como un sueño, como sigo viviendo día a día la suerte de escribir a tiempo completo. Recuerdo su éxito como algo que me permitió afianzar mi carrera y dedicarme a lo que me gusta», se explaya como si hablara de un tiempo pretérito cuando solo han pasado tres años desde que tocó el cielo.